Un año después de que el financiero Bernard Madoff fuera detenido por montar una de las mayores estafas de la historia, se han recuperado US$1.500 de los US$20.000 millones que reclaman sus víctimas, mientras su familia y empleados aún tratan de recuperar sus vidas.

"En un año, el liquidador ha logrado significativos progresos en la recuperación en este enorme y complejo caso y se ha prestado una gran atención a las reclamaciones de fondos y a su pronta resolución dadas las difíciles circunstancias", explicó el presidente de la Corporación para la Protección de los Inversores Bursátiles (SIPC), Stephen Harbeck.

Hace un año, Madoff fue detenido por el FBI tras confesar que había orquestado una gigantesca estafa que se prolongó por dos décadas y se convirtió en el mayor esquema Ponzi del que se tiene noticia.

Un día antes había reunido a sus hijos, que trabajaban con él, y les había confesado que el verdadero éxito de su firma de inversión, Bernard L. Madoff Investment, consistía en captar constantemente nuevos clientes para destinar su dinero al pago de los intereses prometidos a los más antiguos.

Un año después Madoff lleva ya casi seis meses en prisión, gracias a un rápido juicio en el que el financiero de 71 años, que siempre defendió haber actuado en solitario, fue condenado a 150 años de prisión y la fecha oficial de su liberación es el 14 de noviembre de 2139.

También está en prisión su mano derecha, Frank DiPascali, que ahora colabora con las autoridades para facilitar la localización de activos con los que indemnizar a las víctimas, que en total han reclamado US$19.400 millones, según Irving Picard.

Ese abogado, designado por la SIPC para liquidar los activos de Madoff, ha recuperado de momento US$1.500 millones (el 7,5% de lo reclamado) y ha interpuesto demandas contra algunos clientes institucionales de Madoff, a los que reclama US$15.000 millones.

En total, las víctimas han presentado unas 16.000 reclamaciones y, de ellas, 11.563 han sido tramitadas, pero sólo 1.647 se han aceptado, ya que el resto procedía en su mayoría de gente que había invertido en fondos de inversión que confiaron parte de su capital a Madoff, por lo que es a éstos últimos a los que debe pedir compensaciones.

La SIPC, que cubre las pérdidas hasta un máximo de US$500.000, ya ha reservado US$561,3 millones para atender esas 1.647 reclamaciones aprobadas, aunque sólo ha resuelto algunas.

Picard espera obtener más fondos con la subasta de bienes confiscados, desde viviendas de lujo y yates, hasta ropa y enseres personales del matrimonio, de las que ya se han celebrado alguna en Nueva York y en Florida.

Además, ha interpuesto catorce demandas contra familiares y amigos de Madoff que supuestamente eran conscientes, o debían haber sospechado, de la procedencia ilícita de la exagerada rentabilidad que el financiero decía obtener con sus inversiones.

Entre otros, reclama 198 millones a los hijos, Andrew y Mark, que un año después aún no han logrado un trabajo debido al estigma que supone ser un Madoff.

"Estamos en total desacuerdo con la reclamación", aseguró el abogado de ambos, Martin Flumenbaum, en un reciente comunicado, en el que recuerda que "fueron ellos quienes contactaron con las autoridades cuando su padre les dijo que había defraudado a los clientes de su asesoría", con lo que "ahorraron a las víctimas más de US$170 millones que su padre estaba a punto de repartir".

Por su parte, la esposa del financiero, Ruth Madoff, ha tenido que abandonar su lujoso apartamento de Manhattan, para que fuera subastado junto a muchas otras de sus propiedades y pertenencias, y desde entonces vive en casas de amigos y familiares, sin hablarse con sus hijos desde que estallara el escándalo.

La asistente de Madoff, Eleanor Squillari, busca trabajo lejos de las finanzas y, según CNN, hizo un curso de cosmética para tratar de poner un salón de belleza al tiempo que vende joyas hechas a mano.

Pese a recibir US$50.000 por contar a Vanity Fair su relación con el financiero, Squillari, de 59 años, tuvo que vender su casa para afrontar sus deudas.

Poco se ha sabido del hermano del financiero, Peter Madoff, que también trabajaba en la empresa, pero recientemente su asistente, Eliane Solomon, aseguró que ella tampoco había conseguido empleo y que trataba de recuperar US$200.000 de su bolsillo que invirtió en la firma.

Según el Wall Street Journal, unos 30 de los 200 empleados de la compañía trabajan hoy en día para Surge Trading, la empresa que compró los activos de la firma de Madoff y que ahora ocupa parte de las oficinas que ésta tenía en el conocido Lipstick Building de Manhattan.