El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, apostó hoy por la continuidad al nombrar al nuevo Gabinete, que a excepción de la cartera de Defensa permaneció intacto con la idea de consolidar su programa para revitalizar la economía nipona, conocido como "Abenomics". 

La composición del nuevo Ejecutivo se dio a conocer poco después de que Abe, de 60 años, fuera refrendado en el Parlamento como jefe de Gobierno tras la contundente victoria de su Partido Liberal Demócrata (PLD) en las elecciones adelantadas convocadas el pasado 14 de diciembre.

Tal y como anunció tras los comicios, el primer ministro mantuvo al grueso de su equipo tras el lavado de cara que llevó a cabo en septiembre de este año.

Abe ha decidido renovar su confianza en figuras que han sido muy cercanas en su carrera política, como el ex primer ministro Taro Aso (ahora ministro de Finanzas y viceprimer ministro), Yoshihide Suga (ministro portavoz) o Akira Amari (ministro de Estado encargado de la Revitalización Económica). 

Los tres constituyen, junto al canciller Fumio Kishida (también un viejo conocido de la política nipona) el núcleo duro de su Gobierno, donde solo otros tres ministros (Hakubun Simomura, Tomomi Inada, Akihiro Ota) figuraban también en el primer Gabinete nombrado por el primer ministro cuando llegó al poder en diciembre de 2012.

CARTERA DE DEFENSA

El único cambio con respecto al anterior equipo de Gobierno se ha producido en Defensa, donde Akinori Eto ha sido sustituido por Gen Nakatani, que ya lideró la Agencia de Defensa (antecedente del actual ministerio) en tiempos del primer ministro Junichiro Koizumi, en la pasada década. 

El relevo responde a que Eto se ha visto salpicado por un caso de presunta financiación ilegal, algo que podía comprometer los planes del Gobierno en el Parlamento durante el nuevo curso.

Abe no quiere ningún obstáculo para lograr que el Hemiciclo apruebe en 2015 la legislación necesaria para que las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) puedan ejercer la llamada Auto Defensa Colectiva: apoyar a tropas aliadas en caso de que sean atacadas. 

Esta iniciativa responde a una de las medidas más polémicas adoptadas por el Gobierno este año, la reinterpretación de la Constitución Pacifista de Japón.

La Auto Defensa Colectiva estaba hasta limitaba el artículo 9, que impide al país el uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales.

La decisión del Gobierno Abe ha dividido a los que defienden que Tokio debe jugar un papel más preponderante en la escena internacional y contrarrestar la pujanza china y a aquellos que sostienen que abre la puerta a una nueva militarización del país.

Por otra parte, el Gabinete seguirá contando con dos ministras entre las 12 principales carteras, Yoko Kamikawa (Justicia) y Sanae Takaichi (Interior y Comunicaciones). 

También, con tres entre los siete Ministros de Estado, Haruko Arimura (Activación de la Mujer), Tomomi Inada (Reformas Administrativas y Eriko Yamatani (Secuestros de ciudadanos nipones a cargo de Corea del Norte y Presidenta de la Comisión de Seguridad Nacional).

Aunque las cinco ministras suponen un salto con respecto al primer Gabinete de 2012 (solo había dos y en puestos menores), la cifra de mujeres sigue pareciendo insuficiente si tiene en cuenta que Abe se ha propuesto aumentar en Japón la proporción de mujeres en cargos de responsabilidad hasta el 30 por ciento para 2020. 

A pesar de estar a mitad de mandato, el primer ministro decidió convocar elecciones el pasado noviembre después de que quedara de manifiesto el impacto negativo sobre la economía nipona que provocó la subida del impuesto sobre el consumo activada el pasado abril.

Abe retrasó una nueva subida del IVA prevista para 2015 y acordada por el Parlamento antes de que llegara al cargo, y, sabedor de la debilidad de la oposición, convocó los comicios para refrendar su propuesta económica y consolidar su dominio parlamentario hasta 2016.

En los comicios, el PLD y su socio de coalición, el partido budista Nuevo Komeito, obtuvieron 291 y 35 escaños, respectivamente, lo que les permite renovar su mayoría en la Cámara Baja, que consta de 475 asientos, y evitar así bloqueos parlamentarios.