A la defensa del checheno Dzhokhar Tsarnaev se sumó, el pasado 29 de abril, Judy Clarke, una de las abogadas más conocidas de Estados Unidos, tanto por su sagacidad en la corte como por haber defendido a famosos criminales cuyas acciones conmocionaron al país y les valieron una condena por parte de la ciudadanía antes de que se sentaran en el estrado. Este es justamente el adverso panorama que enfrenta el joven de 19 años, acusado de ser coautor de los atentados que el 15 de abril, durante el Maratón de Boston, dejaron tres muertos y 264 heridos. Según un sondeo reciente, el 70% de los norteamericanos apoya una sentencia de pena de muerte para Tsarnaev, mientras que el 27% se opone.
Conocida por ser esquiva con la prensa, esta abogada con más de 30 años de oficio empezó a ganar notoriedad al defender a Susan Smith, quien en 1994 asesinó a sus dos pequeños hijos, porque le molestaban a su amante. Luego vendrían Ted Kaczynski (conocido como "Unabomber"), Zacarías Moussaoui -quien se declaró culpable de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, Eric Rudolph -quien colocó una bomba en un parque de los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996- y Jared Lee Loughner, quien en 2012 abrió fuego durante un mitin político en Arizona, matando a seis personas e hiriendo a otras 13, incluida la congresista demócrata Gabrielle Giffords. Todos enfrentaban una posible pena de muerte por sus crímenes, pero Clarke logró que se les condenara a cadenas perpetuas.
Antes de que fuera anunciada su participación en el caso Tsarnaev, Clarke explicó en una conferencia en la Loyola Law School que su labor era convencer a sus clientes de luchar por una vida en prisión en vez de aceptar la pena capital. "Nuestro trabajo es darles una razón para vivir", enfatizó, según la agencia AP, esta abogada que creció en Ashville, Carolina del Norte, en el seno de una familia conservadora republicana y que estudió en la Furman University y la Universidad de Carolina del Sur. Desde entonces, ha trabajado como defensora pública federal en varios estados, fue presidenta de la Asociación Nacional de Abogados Defensores Criminales (Nacdl) y ha debatido en la Corte Suprema, según NBC News. "Tengo una dosis de comprensión de la conducta humana, y aprendí lo que la pena de muerte nos hace. (…) No creo que sea un secreto que me opongo a la pena de muerte", ha dicho Clarke.
De acuerdo con The New York Times, aunque la abogada tiene junto a su esposo, Thomas H. Speedy Rice, un estudio privado en San Diego, no ha dejado de aceptar defensas públicas. "En EE.UU. se dice que hay dos cosas inevitables en la vida: los impuestos y la muerte. En este caso, también hay dos cosas inevitables: Judy Clarke jamás hablará con los medios y nadie está mejor preparada que ella para salvar la vida de este joven", dijo a la BBC Theodore Simon, abogado criminalista de Filadelfia.