Tres edificios en el centro turístico de La Habana son los destinados a brillar como símbolo de la era que está viviendo Cuba, la del deshielo con Estados Unidos, la llegada masiva de visitantes extranjeros y las reformas impulsadas por el gobierno de Raúl Castro. Esos edificios emblemáticos, que poco a poco se convierten en los más fotografiados por los turistas son: el Capitolio, el Gran Teatro de La Habana y el Gran Hotel Manzana.

Precisamente ese hotel, que en otra época fue sinónimo del lujo y del esplendor habanero, volverá a abrir sus puertas el próximo 7 de junio, según está programado, tras un largo y minucioso trabajo de recuperación, realizado por la cadena hotelera suiza Kempinski, como socio del Estado cubano, aunque los trabajos mismos los llevó la compañía francesa Bouygues. Se convertirá así en el primer hotel cinco estrellas plus de la isla. Todo fue supervisado por el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, considerado el gran gestor de la recuperación arquitectónica del casco histórico de la capital cubana.

El hotel fue construido entre 1894 y 1917, y fue el primero de estilo europeo con tiendas en sus primeras plantas. Precisamente antes de la reapertura del hotel, ya comenzaron a abrir sus puertas tiendas de lujo de marcas exclusivas como Versace, Armani, Montblanc y L'Occitane en Provence.

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Una vista virtual desde la piscina de hotel, con el Capitolio al fondo.

Una vista virtual desde la piscina de hotel, con el Capitolio al fondo.[/caption]

El hotel tiene vistas a los otros edificios emblemáticos de esa zona de La Habana Vieja como el Capitolio (que volverá a ser la sede del Poder Legislativo, la Asamblea Nacional del Poder Popular), el Gran Teatro, a cuyo nombre se le agregó el de la bailarina Alicia Alonso y que es sede del Ballet Nacional de Cuba, y el bar Floridita famoso por sus daiquiris y por ser el preferido de Ernest Hemingway.

Se trata de un edificio de seis pisos, que ocupa una manzana entera, conocida como la Manzana de Gómez. El hotel, ubicado frente al Parque Central y la estatua del héroe nacional cubano José Martí, tendrá 246 habitaciones de lujo y suites, una terraza con piscina con vistas a todo ese entorno habanero, cuatro bares y una sala exclusiva para fumar habanos. Una noche costará entre US$ 500 y US$ 1.200. Con todo esto, Giorgio Gucci, descendiente de la conocida familia afirmó a la agencia EFE que Cuba "se ha convertido en el paraíso de la moda, por eso vine aquí", y calificó de "positivo" y conveniente para el cliente encontrar en un mismo espacio varias firmas "con lo mejor del mercado de lujo europeo", que hasta ahora eran muy difíciles de encontrar.

Hace solo un año ya hubo un evento que para muchos costó que encajara en el espíritu revolucionario que durante décadas se ha impuesto en Cuba: un desfile de la colección verano de la casa de modas francesa Chanel en el mismísimo Paseo del Padro, cuyo acceso estuvo reservado a un reducido número de invitados nacionales y extranjeros, y que fue pasto de algunos críticos internos.

En la primera línea de la estratégica turística del gobierno cubano, uno de los sectores que más aporta a la economía nacional, está el Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Gaesa), dirigido por el yerno del presidente Raúl Castro, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, casado con Deborah Castro. El Gran Hotel Manzana será administrado por Kempinski, pero la verdadera propietaria es la rama hotelera de Gaesa, Gaviota, que "controla también el hotel Saratoga, los futuros Prado y Malecón y Packard y alrededor de 60 hoteles y villas por toda Cuba con unas 27.000 habitaciones. Más de un 80% de la infraestructura está administrada por cadenas extranjeras", destacó El País.