El caso de la compra de submarinos alemanes parece estar amenazando cada vez más el "reinado" del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Eso debido a que este miércoles el fiscal general Avichai Mendelblit ordenó a la Policía abrir una investigación sobre el asunto de la compra de submarinos, por el vínculo del abogado personal de Netanyahu, David Shimron, con la firma propietaria del astillero alemán donde se han construido esas naves compradas por Israel.

La decisión se produjo luego de una reunión con altos funcionarios del Ministerio de Justicia, incluyendo el fiscal del Estado Shai Nitzan, el jefe de investigaciones de la Policía y el jefe de la unidad de inteligencia, aseguró el diario Haaretz.

Este caso estalló luego de que el Canal 10 revelara que Shimron también representa al consorcio alemán ThyssenKrupp AG, propietario de los astilleros a los que Israel le está comprando los submarinos. Tras esta denuncia, la oposición y algunos medios de comunicación lo calificaron como un supuesto caso de corrupción.

El contrato asciende a unos US$ 1.500 millones con los astilleros Howaldtswerke-Deutsche Werft AG (HDW) -subsidiaria de ThyssenKrupp AG-, que desde 1999 ya ha entregado a Israel cinco de estos navíos y que en 2017 debe entregar un sexto.

El lunes Netanyahu trató de tranquilizar a los ministros de su partido Likud al asegurar que "todo está bien. Todo está documentado".

Pero el martes el Canal 10 informó que habría un correo electrónico de un funcionario del Ministerio de Defensa israelí que supuestamente muestra que Shimron ya intervino ante el astillero alemán para la venta de barcos lanzamisiles para la Armada de Israel.

Netanyahu ha asegurado que no sabía que su abogado representara también a la firma alemana y que lo único que le guía en la compra de los submarinos es la seguridad de Israel. "La seguridad de Israel requiere la adquisición de nuevos submarinos y la renovación de la flota", afirmó antes de una reunión del consejo de ministros.

Pero según el Canal 10, Netanyahu impulsó personalmente la concesión del contrato a los astilleros alemanes sin la convocatoria de concurso público (algo que la ley israelí permite por razones de seguridad nacional) y en contra de la opinión de los estamentos de defensa que no compartían la idea de tener que comprar más submarinos.