Rosa González, de 94 años, tenía once cuando salió a hacer unos recados y "por muy poco no le dio el meteorito, pequeño, de 5,5 gramos", explica a la AFP el astrónomo Josep María Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español.
La pequeña vio "una gran bola de fuego que fue escuchada y vista desde muchos pueblos de la provincia de León", en la que cayó el meteorito, explica el científico, que recuerda que la presencia de esa bola de fuego fue recogida por la prensa de la época.
"Le llamó muchísimo la atención" porque era "una piedra incandescente y durante 82 años lo guardó como un secreto familiar".
"Lo guardó en una cajita como una joya y está intacta como si hubiera caido ayer. Nos ha sorprendido el estado de conservación de esta piedrecita de aproximadamente 2 cm", afirma Trigo, poniendo de relieve que esa es una de las grandes ventajas de la misma: que no ha sido alterada por los cambios geológicos terrestres, permitiendo así un mejor análisis.
La roca acabaría en las manos de los científicos después que el sobrino de Rosa, José Antonio González, aficionado a la astronomía, la viera y pensara que podía tener algún valor por lo que se puso en contacto con Trigo. Los análisis demostraron que la roca era un meteorito primitivo, una condrita ordinaria del grupo L, procedente de un asteroide desconocido.
"El estudio del meteorito Ardón está permitiendo conocer los procesos que ocurrieron durante la formación del Sistema Solar pero también durante el proceso térmico que sufrió su asteroide progenitor", afirmó el CSIC en un comunicado.
La "condrita ordinaria de Rosa es una piedra cuya antigüedad precede a la misma Tierra, son los bloques primigenios que fueron chocando entre sí y fueron formando los embriones planetarios", explicó Trigo.
El científico espera que el anuncio de este descubrimiento permita llevar a otros meteoritos, ya que según los estudios estadísticos, cada año debería caer en España "un meteorito con una masa superior a un kilogramo". Trigo admite que tras el anuncio de este descubrimiento, ya han recibido varias llamadas. "La mayoría no serán nada, pero nos podríamos encontrar con alguna sorpresa prometedora", concluyó.