El pasado viernes, mientras todos en Chañaral esperaban el colapso del río Salado (tal como sucedió en marzo de 2015 y el sábado reciente), pasadas las 23 horas, las fuertes lluvias rebalsaron las quebradas de Conchuelas y El Cabrito, dejando a decenas de familias damnificadas, el hospital anegado y daños severos en la parte alta del puerto. Hace un año, el Departamento de Geología de la Universidad de Atacama (UDA) realizó un mapa de peligrosidad en caso de activación de estas quebradas, que supuestamente la Onemi y la municipalidad conocían. Los afectados, sin embargo, dicen que no fueron advertidos de los riesgos y se salvaron sólo gracias a que un vecino gritó que se "venía la quebrada".
Manuel Abad, licenciado en Geología, doctorado en Ciencias de la Tierra por la Universidad de Huelva y actual científico de la UDA, explica los detalles de ese trabajo, que la comunidad ignora.
¿Es un mapa de la peligrosidad de las quebradas de Chañaral? ¿En qué consiste ese estudio?
Fue realizado, junto a la doctora Tatiana Izquierdo, en mayo de 2016, a solicitud de la Onemi y de la Municipalidad de Chañaral, pues en ese momento ya se conocían las consecuencias del desborde del río Salado por precipitaciones en cordillera y se quería abordar este otro escenario de posible amenaza. Evaluamos en terreno y en cartografía qué zonas serían las más afectadas por la activación de dichas quebradas, en caso de precipitaciones intensas, y delimitamos un perímetro para realizar un simulacro con los vecinos. Ambas quebradas convergen en la mitad de la ciudad, por donde circulan sus cauces, a pesar de estar la zona completamente urbanizada.
¿La autoridad, entonces, conoció este trabajo?
Sí, el trabajo fue encargado para estar prevenidos ante una situación similar a la que lamentablemente ocurrió este fin de semana. De todos modos, el hecho de saber que una zona está expuesta a un fenómeno geológico peligroso no siempre implica tener los medios o la capacidad de mitigarlo.
Pero, ¿se tomó en cuenta?
Entendemos que los mapas de evacuación y los simulacros, como el que se realizó en julio de 2016, son fundamentales, aunque desconocemos si se tomaron otras medidas adicionales ante este amenaza.
¿De haberse difundido el trabajo, se podría haber advertido mejor a la gente?
Muchas veces se realizan ejercicios para generar conciencia y preparar a la población, pero o la difusión no es lo suficientemente efectiva o, a veces, la participación es baja. Al final, la comunidad está alerta ante las amenazas sólo después de una catástrofe.
Antes del 25M ya se había construido una piscina decantadora en el sector. ¿Estaba bien hecha?
En nuestra visita a terreno visitamos la piscina. Creo que si estos elementos de mitigación no hubieran existido, los daños hubieran sido mucho mayores.
¿Por qué se sigue construyendo en la quebrada Conchuelas?
Hace falta una política de planeamiento urbano más exigente. Chile es un país expuesto a una gran variedad de fenómenos geológicos peligrosos y, hasta hace poco, no se les prestaba la atención necesaria. La población no puede construir en cualquier sitio.