Los ácidos grasos omega 3 de la leche materna reforzarían el crecimiento y el desarrollo de los bebés prematuros inmediatamente después del parto.
Un equipo de investigadores en Brasil realizó un estudio sobre 37 bebés prematuros y halló que cuantos más ácidos grasos omega 3 tenía la leche materna, mayor era el aumento de la talla, el peso y la circunferencia de la cabeza del bebé en los primeros seis meses de vida.
Los resultados demuestran la importancia del consumo de omega 3 de la madre durante el embarazo y la lactancia, publicó la edición en internet de la revista Lipids in Health and Disease.
"Los ácidos grasos poliinsaturados de la alimentación pasan a la leche materna y, por lo tanto, al bebé", escribió el equipo de la doctora María G. Tavares do Carmo, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Sería particularmente importante para los bebés prematuros, que suelen tener niveles bajos de grasas omega 3 en sangre al nacer, recibir la cantidad suficiente a través de la leche materna.
Las grasas omega 3 son vitales para el desarrollo del cerebro y de los ojos, tanto antes de nacer como durante los primeros años de vida. La leche materna contiene grasas, pero las concentraciones dependen de la dieta de la mujer.
La principal fuente alimentaria de los omega 3 es el pescado graso, como el salmón, las sardinas y el atún. Pero dado que los pescados grasos suelen tener también mercurio, que es tóxico para las células nerviosas en desarrollo, las mujeres no deberían consumir demasiada cantidad durante el embarazo y la lactancia.
En Estados Unidos, las autoridades de salud recomiendan que las mujeres embarazadas y que están amamantando no coman más de dos porciones por semana. Deberían además evitar por completo ciertos pescados con altos niveles de mercurio, como el tiburón o el pez espada.
Otras fuentes de omega 3 son las semillas de lino, el aceite de canola y la nuez.