Autoridades paquistaníes acusaron hoy formalmente de homicidio a los dueños de la fábrica textil de la sureña ciudad de Karachi en la que murieron cerca de 300 muertos en un incendio que es investigado por la justicia.
Los propietarios de la planta, en paradero desconocido e identificados por la Policía como Abdul Aziz y sus hijos Shahid y Arshad, también han sido acusados de negligencia por la total falta de medidas antiincendio en el inmueble siniestrado.
Un magistrado del Tribunal Superior de Sindh -provincia cuya capital es Karachi- inició una instrucción del caso, y el gobierno regional asimismo nombró una comisión investigadora encabezada por un juez.
De acuerdo con medios locales, el peor siniestro industrial de la historia del país ocurrió por negligencia empresarial y corrupción en los estamentos oficiales.
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El Express Tribune relata hoy que el recién dimitido ministro regional de Trabajo, Amir Nawab, reconoció haber suspendido hace más de tres años las inspecciones de seguridad en fábricas de la provincia por orden del ministro jefe de Sindh, Qaim Alí Sha.
El diario Dawn, uno de los más prestigiosos del país en lengua inglesa, asegura en su editorial de hoy que las fábricas en Pakistán son "campos de concentración en los que se niega a los trabajadores sus derechos básicos".
A mediodía de hoy (hora local), los equipos de rescate aún continuaban sus tareas y no tenían un número definitivo de fallecidos por el siniestro en el inmueble de la empresa Alí Enterprises, ubicado en un suburbio de la mayor ciudad del país.
A las quejas de las familias, que desde el inicio se lamentaron de que la falta de medios de los bomberos hizo imposible controlar el fuego a tiempo, se unen ahora denuncias por la falta de control administrativo ante flagrantes negligencias empresariales.
Los propietarios de la fábrica aparecen como los primeros responsables de la tragedia; un trabajador que salvó la vida afirmó ayer ante las cámaras de televisión que vio como los dueños daban instrucciones de salvar la maquinaria en medio del incendio.
El martes, unas veinte personas murieron en la segunda ciudad del país, la oriental Lahore, en un suceso casi calcado al de Karachi tras la explosión de un generador en una fábrica de zapatos en la que trabajaban cerca de cuarenta empleados.