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La cifra es alta, pero muestra el síntoma más claro de cómo se distribuyó la votación en las que pasarían a la historia como el debut de las primarias presidenciales legales. El 30 de junio de 2013, las mujeres superaron por casi 15 puntos a los hombres en la estadística de participación de la Región de Tarapacá: 57,34% contra 42,66%, con una diferencia aún mayor en el grupo entre los 30 y los 44 años de edad. El fenómeno a nivel nacional fue parecido, con una distancia de 10 puntos: 55,07% a 44,93%.

Una diferencia más amplia que en elecciones previas: por ejemplo, en 2010, en la segunda vuelta entre Sebastián Piñera y Eduardo Frei, la brecha fue de menos de siete puntos porcentuales, siempre favorable a las mujeres. Y algo que podría atribuirse a la gran movilización electoral de los votantes de Michelle Bachelet, que le hicieron obtener más de un millón y medio de votos.

El dato es una de las cifras más sorprendentes de un documento del Servicio Electoral, en que se hace un detallado desglose de los cerca de tres millones de votantes que participaron en esa ocasión en los comicios, ya sea votando por los candidatos de la Nueva Mayoría o de la Alianza -hoy Chile Vamos-. El informe muestra, comuna por comuna, cómo fueron los patrones de votación tanto por sexo como por grupos etarios. Algo que, en elecciones previas, sólo estaba disponible en el detalle de mesas de mujeres y hombres, lo que quedó obsoleto al decidirse avanzar progresivamente, con la implementación del voto voluntario, a mesas mixtas.

Las cifras allí reveladas confirman varios de los patrones que han sido señalados por las encuestas como las tendencias de los votantes chilenos, y -en caso de que el Servel replique el ejercicio con estas primarias- permitirán comparar el comportamiento en un escenario muy distinto al de los comicios de 2013.

45 a 59 años, el "voto duro"

Por ejemplo, en los datos del Servel aparece que el nicho etario con mayor participación es el entre los 45 y los 59 años de edad, responsable del 33,56% de la votación total, es decir, un tercio de los sufragios. Por el contrario, quienes están entre los 18 y los 29 años apenas suman el 13,07%.

Este último grupo, sin embargo, presenta patrones que varían a lo largo del país y, de hecho, alcanza su mayor votación en la Región Metropolitana, con el 14,57% del total de los votos. Lo más llamativo ocurre al ver los datos a nivel comunal, porque las comunas con mayor poder adquisitivo son aquellas que tienen una participación más alta.

Así, en Vitacura la cifra llega al 19,69%; en Las Condes, al 22,15%, y en Lo Barnechea logró el 33,79%, con un inédito 16,08% viniendo sólo del grupo entre los 20 y 24 años. En esas tres comunas, que conformaban el antiguo distrito 23, se concentró el voto en las primarias de la Alianza -siendo el factor clave para el triunfo de Pablo Longueira- y, además, fue uno de los mayores nichos de voto de Andrés Velasco en las primarias de la Nueva Mayoría que vieron ganar a Bachelet.

Un caso totalmente opuesto al de comunas populares como La Pintana, Lo Espejo y Pedro Aguirre Cerda, donde el porcentaje de votantes jóvenes apenas superó el 10%. Y un fenómeno que se acentuó en comunas rurales del norte y sur de Chile: en varias de ellas, dicho porcentaje ni siquiera se acercó a los dos dígitos.

En el extremo opuesto, los mayores de 65 años constituyeron un no despreciable 21,35% de los participantes, cifra que, cuatro años después, podría aumentar, debido al creciente envejecimiento de la población. De hecho, el bloque representó casi la misma cantidad de electores que los votantes entre 30 y 44 años (22,67% del total), y hubo regiones, como Coquimbo y Valparaíso, en que se quedó a apenas unas décimas del 25%, es decir, un cuarto de los votos totales. En este grupo, con todo, los hombres tuvieron una mayor participación que las mujeres por dos puntos porcentuales.

Los desgloses regionales y comunales del Servel en la primera primaria legal abren una nueva veta de análisis electoral. Esto, porque, aunque se espera que la votación de este domingo quede bastante lejos de los tres millones de electores convocados en 2013 por la Nueva Mayoría y la Alianza, los datos permitirán comparar la movilización electoral ocurrida en comunas y regiones clave, y darán más luces al comportamiento aún complejo de entender de los votantes chilenos.