Durante la última década, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) ha sufrido un alto número de bajas que, incluso, han afectado a algunos de sus principales dirigentes, algo que ha marcado el debilitamiento de la mayor insurgencia de América Latina.

Y uno de los elementos que estaría detrás de la muerte de más de una veintena de líderes de las Farc -como el entonces número dos de la guerrilla, Luis Edgar Devia, apodado "Raúl Reyes", en 2008- sería un programa secreto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, que ha estado entregando armamento y recursos al gobierno colombiano desde los años de la presidencia de George W. Bush y que aún seguiría en funcionamiento.

Así lo aseguró ayer el diario norteamericano The Washington Post en un amplio reportaje, que se basa en entrevistas anónimas con más de 30 funcionarios y ex funcionarios norteamericanos y colombianos.

El Post sostuvo que el programa secreto cuenta con un presupuesto "multimillonario", al margen de los US$ 9.000 millones que Estados Unidos entrega para el Plan Colombia. Así, la ayuda recibida incluiría mecanismos de inteligencia en tiempo real para localizar individualmente a los líderes de la guerrilla colombiana y a miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Además, desde 2006 cuenta con un kit de rastreo por GPS, por un valor de US$ 30.000 por unidad, capaz de convertir bombas convencionales en unas de alta precisión. Estas bombas están capacitadas para asesinar a una persona en medio de la selva si se conoce su ubicación exacta. En algunas ocasiones, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) norteamericana habría colaborado en materia de escuchas ilegales.

"Parte de la experiencia y la eficiencia de nuestras operaciones han sido el producto de una mejor formación y conocimiento que hemos adquirido de muchos países, entre ellos Estados Unidos", dijo el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, durante una reciente visita a Washington, donde no quiso abordar mayores detalles del operativo.

Los alcances del plan encubierto llegaron a provocar una crisis internacional. Eso, tras el operativo de marzo de 2008, que acabó con la vida de Raúl Reyes, quien se encontraba en un campamento en suelo ecuatoriano, pero muy cerca de la frontera con Colombia. En esa oportunidad, el Ejército colombiano arrojó bombas de precisión, con el consentimiento de Estados Unidos, e ingresó a territorio ecuatoriano para recuperar el cuerpo del fallecido líder guerrillero. A consecuencia de eso, Ecuador y Colombia sufrieron la peor crisis bilateral en más de una década.

Esta es la primera vez que se menciona el rol indirecto que tendría la CIA en el operativo contra el número dos de las Farc. La iniciativa encubierta también fue responsable de las muertes de otros líderes de la guerrilla, como Tomás Medina, "Negro Acacio", y Gustavo Rueda, conocido como "Martín Caballero".

Las bombas inteligentes comenzaron a ser utilizadas luego de una visita del entonces Presidente Alvaro Uribe a la Casa Blanca, en 2006. En esa ocasión, el gobernante colombiano habría pedido a Bush que su país tuviera la misma capacidad de ataque que había provocado la muerte del jefe de Al Qaeda en Irak, Abu Musab al Zarqawi.

Junto con ello, la CIA también ha contribuido con el entrenamiento de militares colombianos en el uso de equipamientos y en el mejoramiento de técnicas de interrogación, para obtener más detalles de los desertores de la guerrilla.