Afirman que secuestrador de Aeroméxico armó falsa bomba en sala del aeropuerto
El boliviano José Mar Flores Pereira, que amenazó el miércoles a la tripulación de un avión de Aeroméxico con una bomba falsa, armó el artefacto en la sala de espera del aeropuerto de Cancún a la vista de todos, informa hoy la prensa mexicana.
"Nunca fue mi intención hacer daño. Está de por medio mi familia, mi esposa que amo tanto. El deseo de mi corazón es que a pesar de lo que ocurra, crean lo que quiero decir: No estoy loco", declaró ante el juzgado cuarto del Reclusorio Oriente de Ciudad de México.
Flores Pereira, un pastor religioso de 44 años, intimidó a la tripulación con la supuesta bomba, sin recurrir a la violencia física. Su objetivo era hablar con el presidente Felipe Calderón para comunicarle que había tenido la "revelación divina" de que habría un gran terremoto en 2012.
En su declaración preparatoria, el sábado, dijo que para armar el artefacto usó un calcetín, ropa interior, latas de jugo, arena, luces y cables de colores. También señaló que no pretendía secuestrar el avión, sino sólo alertar sobre el terremoto.
Para evitarse problemas si lo cuestionaba el personal de seguridad del aeropuerto escribió una carta, como si fuera de su hijo, que decía: "Papito, tráeme arena de Cancún y mis lamparitas".
El boliviano enfrenta cargos de sabotaje, privación ilegal de la libertad y ataques a las vías generales de comunicación.
"Las partes para armar la bombita eran unas latas de jugo Jumex, tres latas. Eran grandes, metálicas, con cinta adhesiva y unas arenas, dos lámparas que parpadeaban, una azul y una blanca, rojo y azul, y unos cables rojo y azul", declaró.
El secuestro del vuelo 576 de Aeroméxico ocurrió en la ruta Cancún a Ciudad de México, sin que se enteraran los pasajeros hasta después del aterrizaje, en una zona de emergencias del aeropuerto. El avión hizo su trayecto en tiempo normal y no se desvió de su ruta.
La situación jurídica de "Josmar" se definirá en las próximas horas. Por la gravedad de los cargos, no puede gozar de libertad bajo fianza.
Flores Pereira, que había descartado contratar un abogado porque su defensor sería Jesucristo, celebró con un "Aleluya, gloria a Dios" cuando supo que, por sorteo, le había tocado la abogada María de Jesús Galindo. La jueza de la causa se llama Taissia Cruz.
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