La agencia Standard & Poor's bajó la clasificación de riesgo en moneda extranjera a largo plazo de Chile a A + desde AA- con perspectiva estable, en lo que constituye la primera rebaja en la nota del país en 25 años.
"El prolongado débil crecimiento económico ha afectado los ingresos fiscales del país, ha contribuido a incrementos en el nivel de deuda del gobierno y ha erosionado su perfil macroeconómico", dijo S&P en un comunicado.
"Esto ha resultado en un incremento modesto en la vulnerabilidad de Chile ante shocks externos", agregó.
Asimismo S&P sostuvo que una combinación de precios de cobre aún bajos y la poca confianza empresarial han seguido limitando el consumo privado y la inversión.
La agencia estimó que la economía chilena crecerá 1,6% en 2017, 2% en 2018, y 2,4% en 2019.
Pese al recorte, que era esperado luego que en enero S&P cambiara el panorama de su nota para Chile a negativo desde estable, el país mantiene la categoría investment grade, la que tiene desde 1992 cuando entró al mercado de deuda.
En el caso de las otras dos grandes clasificadoras la nota de Chile es de A+, con perspectiva negativa por parte de Fitch y de Aa3, con perspectiva estable en el caso de Moody's.
La clasificación por parte de estos agentes, refleja la perspectiva que tienen de la capacidad de pago de un país, o del riesgo de quiebra o de caer en insolvencia frente a sus deudas. De la nota que le asignan a los países, depende la tasa de interés que aplique el mercado a sus emisiones de deuda soberana y ello, a su vez, será la referencia para el costo de financiamiento de las empresas que buscan levantar capital en el exterior.
Existen dos categorías de clasificación crediticia: investment grade (grado de inversión) y non investment grade. Fitch y S&P tienen como máxima nota AAA, que define una capacidad de pago muy fuerte, hasta BBB, que considera una capacidad de pago adecuada, pero con riesgos en el mediano y largo plazo. Eso corresponde a la categoría investment grade y de ahí hacia abajo sigue la non investment grade.