Seis personas fueron detenidas hoy por una presunta amenaza al Papa Benedicto XVI, sin embargo su agenda de actividades continuó sin cambios la segunda jornada de su visita a Gran Bretaña, marcada por la calidez de los católicos y una renovada indignación por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
En respuesta a una denuncia, la policía detuvo a cinco barrenderos londinenses, de entre 26 y 50 años de edad, bajo sospecha de terrorismo, durante un operativo en un depósito de un servicio sanitario en el centro de la capital, dijeron las autoridades. Un hombre de 29 años fue detenido más tarde.
Los primeros arrestados eran interrogados en una estación policial y no se les había instruido de cargos. La policía londinense agregó que un cateo inicial no había encontrado artículos peligrosos.
La policía dijo que los cinco detenidos iniciales fueron arrestados "bajo la sospecha de la comisión, preparación o instigación de actos de terrorismo". El sexto fue capturado en su casa poco después, pero no se dio a conocer ningún otro detalle.
Los primeros detenidos trabajaban para un contratista del Concejo de Westminster, la autoridad que gobierna gran parte del centro de Londres. El depósito donde los arrestaron es responsable de la limpieza de un sector de la ciudad que el Papa no visitará, dijo la policía.
La policía confirmó que algunos de los detenidos parecían ser extranjeros pero no quiso comentar sobre versiones de prensa que señalaban que eran de origen argelino. Un barrendero del depósito, que pidió no ser identificado por no estar autorizado a hablar con la prensa, dijo que por lo menos uno de los detenidos era argelino y que a su juicio los cinco arrestados por la mañana eran del norte del Africa.
Veolia Enviromental Services, la empresa de limpieza, no formuló declaraciones de inmediato. La noticia de los arrestos llegó cuando el Papa se reunía con representantes de otras religiones, incluidos musulmanes y judíos, y enfatizaba la importancia del respeto mutuo. El Vaticano dijo que Benedicto XVI fue informado y quedó complacido de que no habría cambios a su cronograma.
El Vaticano dijo que el pontífice estaba tranquilo pese a los arrestos y que no planeaba ningún cambio en su cronograma. Pero los arrestos concitaron la atención pública mientras Benedicto XVI hablaba a políticos, empresarios y líderes culturales sobre la necesidad de restablecer la fe y la ética en la formulación de políticas.
La visita del Papa ha generado opiniones divididas en este país, que es oficialmente protestante y en los hechos, profundamente laico. El escándalo de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes genera indignación y otros temas -como las posiciones del pontífice sobre la homosexualidad y el uso de condones contra el sida- también causan rechazo entre la población secular.
Más temprano, el pontífice tuvo una recepción alegre y tumultuosa de miles de escolares católicos que lo esperaron con canciones y regalos. Benedicto XVI los exhortó a evitar las tentaciones superficiales de la "cultura de la celebridad".
El Papa dijo a los maestros que deben crear para los niños un ambiente de seguridad y confianza, en su segunda alusión en dos días al escándalo por abusos sexuales que remece la Iglesia. El jueves, el pontífice reconoció que la Iglesia católica no había actuado con la suficiente rapidez y decisión para apartar a los curas pederastas de su ministerio.
Las encuestas en Gran Bretaña reflejan una amplia insatisfacción con la manera en que el pontífice ha manejado el escándalo de pederastia, tanto entre la población en general como entre los católicos.
Más tarde el viernes, Benedicto XVI se reunió con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, titular de la Comunión Anglicana, en medio de la tensión causada por la decisión reciente del Papa de facilitar que los anglicanos se conviertan a su religión.
Los dos se saludaron con suma cordialidad. El Papa le dijo que no tenía intención de hablar de dificultades "que todos conocen aquí muy bien" y en cambio resaltó la necesidad de que los cristianos colaboren y aporten ética al discurso público.
Williams, que no ha ocultado su disgusto por la invitación del Vaticano a los anglicanos conservadores a sumarse a la Iglesia católica, también destacó los esfuerzos por reunificar a las dos denominaciones diciendo que cada una de las dos había salido perdiendo "por el hecho de nuestra división". Asimismo elogió a Benedicto XVI por su constante reclamo de que la política pública no olvide la fe.
Luego, el Papa dio un discurso elogió la democracia británica en Westminster Hall, parte del Parlamento, al que asistieron los ex primer ministros Margaret Thatcher, John Major, Gordon Brown y Tony Blair, reciente converso al catolicismo. Allí, el pontífice elogió la democracia británica y la puso como un modelo mundial de libertad de expresión y respeto por la ley.
El sábado se realizará una ceremonia religiosa pública en el Hyde Park, donde se espera una asistencia de miles de personas.