En diversos frentes trabaja por estos días la sanitaria Aguas Andinas. Dos ocupan la mayor parte de la atención: la performance medioambiental -la empresa está decidida a llegar a un nivel de emisión cero, con un plan en marcha y que tiene el año 2022 como horizonte- y la disponibilidad de agua en episodios de turbiedad del río Maipo, que la han obligado a cortar el suministro a millones de usuarios en los momentos más críticos.
Según el gerente general de la compañía, Narcís Berberana, uno de los proyectos que cruza ambos objetivos es la recirculación del agua tratada en las plantas que la compañía tiene en la Región Metropolitana, y que hoy limpian el 100% del recurso que consumen sus clientes. La propuesta implica, además del tratamiento del agua, un proceso adicional para repotabilizar el recurso y reimpulsarla ya sea a la misma red o bien, inyectarla a las napas subterráneas.
"Los procesos que tenemos en las plantas de Aguas Andinas son de los más avanzados del mundo. Tendríamos que hacer un mínimo tratamiento. Podríamos decir que hoy sí se puede reutilizar el 100% del agua tratada", indica el ejecutivo de la firma controlada por la catalana Aguas Barcelona. Según Berberana, esto permitiría suplir más de dos tercios del consumo de la capital.
"Por poner un dato rápido, la demanda de consumo humano en la Región Metropolitana son unos 735 hectómetros cúbicos al año. Va variando un poco. Son unos tres embalses El Yeso. Y la capacidad de regeneración de agua servida es algo más de dos embalses El Yeso. Entonces, prácticamente estamos en equilibrio de la aportación que se puede hacer. Es una solución fantástica, no nos engañemos", agrega.
¿Es una opción rentable? El ejecutivo cree que sí, pero que se debe medir la rentabilidad no solo económica sino también a nivel social y ambiental.
"Es rentable, pero para eso se requiere tener una visión holística, completa. No solo hay que pensar en resolver el tema agua, sino que en más cosas, que ayude a mejorar tu reto energía. Ayude en salud, entorno saludable, respirable. Que ayude en todo eso. Buscar soluciones amplias, no solo el agua", puntualiza.
Por ahora, esta es una de las alternativas en manos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), como parte de las opciones de inversión para evitar o minimizar los episodios de corte de agua en casos de turbiedad. Berberana añade que la visión de la empresa considera que las infraestructuras son costosas en muchos casos y podrían tener un uso más bien puntual, por lo que lo mejor es pensar alternativas que permitan generar otros impactos positivos, siendo esta una de ellas.
Biofactorías
Otra parte del plan, de alta importancia para la compañía, es el desarrollo de biofactorías que permitan eliminar o reciclar los residuos que generan las plantas de tratamiento de aguas servidas. Actualmente, la empresa recolecta el 100% de las aguas servidas y del residuo que genera el 35% va a parar a rellenos sanitarios, mientras que el 20% se utiliza para generación de energía y el 45% se reutiliza como fertilizante, sin cobrarles a los agricultores.
A través de estas biofactorías se busca que no haya residuos que vayan a parar a rellenos sanitarios, sino que el 100% sea reutilizado.
"Nosotros estamos trabajando en un plan estratégico de la compañía que tiene que ver con varios ámbitos: temas sociales, la innovación, la digitalización, la mejora de la resiliencia de las infraestructuras, los entornos de calidad de vida y los modelos de negocio. Las infraestructuras suelen ser necesarias en algunos ámbitos, pero no son suficientes. Lo más importante es la capacidad de gestión. La infraestructura en sí misma no resuelve ningún problema. Eso como primera aproximación al plan. Segundo, tenemos que hacer el equilibrio de mantener, que todo lo que tengamos de inversión sea rentable tanto económico como social y ambiental", complementa Berberana.
Respecto a los detalles del plan, el foco es que se debe cambiar la visión de que la contaminación es gratis, pues sus efectos se deben medir en más dimensiones.
Sobre la disposición de residuos, dice que "la idea es avanzar en energía y fertilizantes, menos en relleno. Nuestro relleno sanitario casi se podría utilizar como fertilizante, pero nosotros nos imponemos los criterios de fertilizantes. El futuro marca que el relleno sanitario va a ir a cero. Más o menos en cinco años. Yo hablé de 2022 y ese es nuestro espíritu", cierra.