El saldo promedio en las cuentas de capitalización de los hombres afiliados a las AFP, y que se encuentran en edad de jubilar, más que duplica a la media de las mujeres en igual situación. Si los 18.425 varones afiliados de 65 años promedian un ahorro de $ 43,8 millones, en el caso de las 36.658 mujeres afiliadas de 60 años el monto asciende a $ 19,1 millones.
Si sólo se considera la edad de jubilación de las mujeres, la media del saldo también exhibe diferencias por género. Los 74.169 hombres afiliados de 60 años promedian un ahorro de $ 30,6 millones, superando los $ 19,1 millones del sexo femenino consignado para esa edad. De acuerdo a la serie estadística “Número de afiliados y saldo promedio de la cuenta de capitalización individual” de la Superintendencia de Pensiones (SP), que incluye datos al 30 de junio, las brechas se replican en todas las cohortes (ver infografía).
Si bien las cifras son valores promedio, de todos modos dan cuenta de problemas que inciden en las diferencias de pensiones por género y, en general, en los bajos montos de las jubilaciones. Entre otros, da cuenta de un mercado laboral en el que las mujeres ganan salarios menores en relación a los hombres y en el que por sus roles diversos, como el de la maternidad y el de trabajadoras, están expuestas a condiciones que derivan en menor densidad de cotizaciones, dicen expertos.
“La historia laboral de la mujer es mucho más interrumpida y eso muestran, en parte, los datos”, sostiene Claudia Sanhueza, economista e integrante de la Comisión Bravo. En esa línea, Vicente Lazen, director de RegFin y ex intendente de fiscalización de la SP, indica que los distintos montos ahorrados tienen relación, fundamentalmente, con la “diferente participación laboral de las mujeres y, en menor medida, a la conocida brecha salarial de género”.
Hugo Cifuentes, abogado e investigador del programa de derecho de seguros de la Universidad Católica, señala que las estadísticas son consistentes con el diagnóstico hecho por la Comisión Bravo, instancia que también integró: “Los hombres, por diversas razones ya conocidas, acumulan un mayor saldo en sus cuentas individuales. En ello influyen, entre otros, menores lagunas y salarios más altos”.
Otro factor que incide son las distintas edades de jubilación, afirma Cifuentes, pues los cinco años de diferencia impactan en el saldo de la cuenta individual de manera relevante. Así, expone, corresponde ocuparse de las compensaciones que la sociedad debe considerar respecto de la situación de la mujer. “Desde 2008 existe el bono por hijo, pero parece que ello no es ni será suficiente”, agrega, para luego manifestar que se deben revisar los parámetros etarios e implementarse con gradualidad y atendiendo a la realidad laboral del país.
Mercado débil
Pero las brechas según género no son el único problema. Si bien los hombres acumulan un saldo promedio mayor al de las mujeres, los montos consignados siguen siendo reducidos si se piensa en las jubilaciones que recibirán.
“La pensión depende de diversas variables”, apunta Lazen. “Pero una regla rápida y aproximativa que puede emplearse, asumiendo que no existen beneficiarios, es que para financiar cada $ 100 mil de pensión a un hombre de 65 años, se requiere un ahorro de $ 20 millones. Con ese mismo monto de ahorro, una mujer puede aspirar a una pensión 15% menor, a los 60 años”, añade.
Sanhueza sostiene que el mercado laboral es muy desigual. “Hay pocas personas con altos salarios y la mayor parte de la población tiene bajos sueldos. Además, es inestable: hay un mínimo de trabajadores que tiene un trabajo formal y con contrato indefinido. También hay un porcentaje relevante de trabajadores que son independientes”.
Quienes se desempeñan como independientes a honorarios cotizarán obligatoriamente en 2018, con efecto en la Operación Renta 2019.
En la Asociación de AFP plantean que al tomar los 60 años en mujeres y 65 en hombres hay casos que quedan fuera del promedio. Entre ellos, quienes se pensionan anticipadamente y que, por lo general, manejan “saldos suficientes para cumplir los requisitos de financiar una pensión del 70% de su renta promedio de los 10 últimos años y el 80% de la pensión máxima con aporte solidario”, dice Roberto Fuentes, gerente de estudios del gremio.
Plantea que al hacer el corte a los 60 y 65 años también quedan fuera parte de esas cohortes. De este modo, sugiere un análisis sobre los 59 años en las mujeres y los 64 en varones, advirtiendo que ello no incluye la proporción de ahorro por bono de reconocimiento, que, por lo general, se deposita en la cuenta una vez cumplidas las edades legales.
Desde esa perspectiva, afirma Fuentes, es clave considerar el tiempo de aporte en el sistema de pensiones. Atendiendo a ello y sobre la base de estadísticas de un año antes de cumplir la edad legal a diciembre de 2015, se obtiene, por ejemplo, que los hombres promedian 18 años cotizados y que un 32% impone entre un mes y cinco años. Las mujeres de 59 años, en tanto, promedian 12 años cotizados y un 53% impone entre un mes y cinco años.
Las 70 mil mujeres afiliadas de 59 años promedian un saldo de $ 15,5 millones y los 47 mil hombres afiliados de 64 años exhiben una media de $ 30, 8 millones, según los datos de la SP.
Con todo, una interpretación general es que la densidad de cotización de los afiliados es insuficiente para generar las pensiones que las personas desean, dice Fuentes.
“El origen del problema está en el mercado laboral y en el hecho de que los trabajadores independientes y por cuenta propia no están obligados a cotizar y, particularmente en las mujeres, refleja su baja participación laboral remunerada e intermitencia en trabajos asalariados”, afirma. “El bajo ahorro promedio refleja las debilidades de nuestro mercado laboral”, añade.