La negociación de permisos de emisión de dióxido de carbono debería dividirse en dos mercados separados hasta el 2030, por lo cual las empresas contaminantes en países ricos pagarían más que las de las economías emergentes, dijo la Agencia Internacional de Energía.
Estados Unidos, Australia y otros países ricos deberían sumarse a la Unión Europea en limitar y negociar las emisiones en alrededor de 2013, y los precios del dióxido de carbono aumentar a más del doble a US$50 por tonelada para 2020 y llegar a US$110 la tonelada en 2030, dijo hoy la AIE en un informe.
Los países emergentes, incluso China, Brasil y Rusia, deberían comenzar la negociación de emisiones en 2021, y las fábricas y centrales eléctricas de esas naciones pagar US$65 por tonelada en 2030, dijo.
"Suponemos que el dióxido de carbono se negocia, inicialmente, en dos mercados separados" para ayudar a reducir las emisiones globales por el uso de energía en 3.800 millones de toneladas, o alrededor de 8 por ciento, comparado con seguir las cosas como ahora en el 2020, dijo el organismo con sede en París. Los países más pobres del mundo, incluso India, quizá no tengan que afrontar la negociación de emisiones hasta después de 2030, dijo el informe.
Las conversaciones mundiales sobre el clima este año se han estancado mientras los países desarrollados disputan sobre los límites a las emisiones en el 2020. Los países en vías de desarrollo dijeron que están esperando a que los países más ricos, que son responsables de la mayor parte de los gases dañinos despedidos a la atmósfera durante el siglo pasado, reduzcan sus emisiones.
Los funcionarios de la AIE en París no pudieron ser contactados por correo electrónico hoy para que expliquen cómo funcionarían conjuntamente los mercados. "Sería interesante ver cómo funcionaría esto en la práctica", dijo hoy por teléfono Dennis Mignon, operador de First Climate en Bad Vilbel, Alemania.
Los senadores demócratas John Kerry y Barbara Boxer propusieron un plan estadounidense de negociación de emisiones la semana pasada que permite a los emisores el uso de créditos de compensación globales como medio de cumplir con las normas. A partir de 2018, se requerirían 1,25 compensaciones internacionales para tener el mismo valor de cumplimiento que una compensación o permiso nacional.
Las compensaciones, usadas en el mercado de carbono de la Unión Europea, se crean cuando los países más ricos financian los proyectos de reducción de emisiones en mercados en vías de desarrollo según las reglas del protocolo de Kioto de 1997, supervisado por las Naciones Unidas.