"Hoy se le va a dar. Hoy el Tanque anota", decía un hincha cruzado, mientras miraba a Santiago Silva desplegar el esfuerzo que ha mostrado en cada partido desde que llegó a la UC. Un sacrificio digno de aplausos, pero sin goles, que es para lo que llegó. Y la sentencia del fanático no fue una locura, porque el atacante anotó dos veces en la victoria por 4-1 ante Antofagasta.

Un triunfo y cuatro derrotas. Con esa pobre campaña en el Clausura Universidad Católica viajó esta semana a Brasil, donde rescató un heróico 2-2 ante Atlético Paranaense por la Copa Libertadores. Y lo hizo jugando bien, recordando el nivel que le permitió lograr el bicampeonato local. Un impulso para tratar de recuperar el terreno perdido en el torneo chileno. Eso esperaban los hinchas cruzados que llegaron a San Carlos de Apoquindo.

Mario Salas, como ya lo ha hecho en otros momentos desde que llegó a la UC, optó por algunos cambios, pensando en el duelo con Flamengo, el miércoles, por el certamen internacional.

Pero las modificaciones, que no fueron tantas, no afectaron el funcionamiento del cuadro del Comandante, quien miraba desde una cabina debido a la expulsión ante Colo Colo. Desde ahí veía que en un partido parejo, sus dirigidos inclinaban levemente la balanza, especialmente gracias al trabajo por los costados de José Pedro Fuenzalida y Fernando Cordero.

Los Pumas no se escondían en su área, trataban de llegar al área de Toselli, pero sólo lo lograban con jugadas de pelota detenida que no causaban daño.

En el otro lado no es que pasara mucho más, pero un par de remates del Chapa por lo menos generaron inquietud.

Mientras, el Tanque corría, bajaba a defender cuando era necesario , luchaba con los centrales rivales, pivoteaba. La gente lo valoraba y hasta aplaudía jugadas como cuando con su esfuerzo ganó un tiro de esquina para los cruzados.

En eso estaba el partido cuando llegó el primer gol, pero no fue de Silva. Cordero sacó un potente remate que rebotó en Branco Ampuero, descolocando al portero (37').

Celebraron los cruzados, celebró Silva, esperando aún su momento para ser el protagonista.

Y lo fue tres minutos después. Christian Rojas, el árbitro, cobró mano de Cristián Rojas, el defensa. Y Diego Buonanotte, de pálido primer tiempo, le cedió el penal a Santiago Silva y no falló (40'), cómo iba a fallar, después de tanto buscar su primer gol en la Universidad Católica. Lo gritó con el alma, abrazado por sus compañeros y aplaudido por los fanáticos.

Sólo después del 2-0 Antofagasta provocó algo más de peligro. Así fue en el cierre del primer tiempo y al inicio del segundo. Pero era la noche de Silva, del "verdadero Tanque", como celebraba el mismo hincha que había comenzado la noche con toda la fe en el uruguayo.

A los 48' apareció el ausente Buonanotte con un centro perfecto para el cabezazo de Silva.

Otra eufórica celebración del delantero, que parecía sentencia el duelo.

El descuento de los Pumas, un golazo de Salinas a los 64', le dio algo de incertidumbre al partido.

Porque Antofagasta tomó impulso, considerando que quedaban varios minutos. Un cabezazo de Harbottle, por ejemplo, que rebotó en Cristián Alvarez, asustó a varios en San Carlos.

Pero nadie podría amargar la noche de Santiago Silva, quien salió tranquilamente a los 70', sin grande alardes, pese a los aplausos de los hinchas.

Desde fuera vio como Antofagasta hizo méritos para otro descuento. Vio el 4-1, de penal, de Alvarez a los 90'+2. Y vio el final de una fiesta en la que fue protagonista, tal como había anunciado ese ilusionado hincha.