Al menos 22 guerrilleros del grupo radical islámico Abu Sayyaf y 23 soldados del Ejército filipino han muerto en combates librados en el sur del archipiélago, indicaron hoy fuentes militares.

Los combates comenzaron ayer cuando cerca de medio millar de soldados, apoyados por la artillería, asaltaron dos bases de Abu Sayyaf  en la isla de Basilan, 980 kilómetros al sur de la capital, explicó la teniente Steffani Cacho.

Los rebeldes estaban al mando Khair Mundus y Furuji Indama, acusados de numerosos secuestros y atentados y se desconoce si se encuentran entre los guerrilleros muertos en los enfrentamientos, apuntó la portavoz militar.

En la zona en la que se libraron los combates, el Ejército recuperó los cadáveres de 23 militares, incluidos los de dos oficiales, y de 22 militantes del grupo rebelde.

No obstante, el comandante militar de Basilan, almirante Alexander Pama, precisó en conferencia de prensa, que aunque se había localizado los cuerpos sin vida de 22 insurgentes, se estima que unos 40 miembros de Abu Sayyaf murieron en el ataque.

El jefe de la comandancia militar de la región, general Rústico Guerrero, dijo a la prensa que la ofensiva tuvo como objetivo arrebatar a Abu Sayyaf sus dos principales bases de adiestramiento en Basilan, y que la guerrilla opuso una fuerte resistencia durante casi ocho horas.

Durante la inspección de las dos bases, los soldados encontraron abundante material para la fabricación de bombas asía como unos veinte rifles automáticos.

La teniente Cacho indicó que tras capturar las dos bases, el Ejército se concentraba en cercar a unos sesenta rebeldes que consiguieron escapar y se han atrincherado en las colinas de Silangkum y Baguindan, tapizadas por una densa vegetación.

Las autoridades militares estiman que en la actualidad las filas de Abu Sayyaf están integradas por unos 350 seguidores, repartidos en Basilan y la vecina isla de Jolo.

Fundado en 1991 por ex combatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética, Abu Sayyaf es la franquicia local de la Yemaa Islamiya, el brazo de Al Qaeda en el Sudeste Asiático.

Considerado un grupo terrorista por los gobiernos de Filipinas y Estados Unidos, se le atribuyen algunos de los ataques más sangrientos de los últimos años y múltiples secuestros de locales y extranjeros.