Al menos 56 personas murieron (25 hombres y 31 mujeres) y cerca de 2.000 casas fueron incendiadas tras la escalada de violencia sectaria al oeste de Myanmar (ex Birmania), específicamente en varias aldeas del estado Rakhine, colindante con Bangladesh.
Los enfrentamientos, que comenzaron el domingo pasado, son entre grupos budistas y musulmanes. Esta situación ha dejado más de 60 personas heridas, cita AP.
A su vez, según consigna Efe, en un intento de evitar que se produzcan nuevos enfrentamientos sectarios, las autoridades mantienen el toque de queda en las aldeas de Mrauk U y Minbya, origen de los actos violentos que luego se extendieron a otras localidades.
Aunque la Policía ha restablecido la seguridad, el gobierno ha dado orden de enviar tropas de refuerzo a la región, en la que la ola de violencia que se desató el pasado 28 de mayo causó 88 muertos, la mayoría musulmanes de la etnia rohingya.
El detonante de aquella primera ola de violencia, durante la que también fueron destruidas 2.230 casas y unas 100.000 personas huyeron de las aldeas, fue el hallazgo del cadáver de una mujer budista violada y asesinada por tres musulmanes.
Unos 800.000 musulmanes de la etnia rohingya habitan en Myanmar, la mayoría en Rakhine, aunque las autoridades de este país de mayoría budista no les reconocen la ciudadanía y mantienen que proceden de la vecina Bangladesh.
Esta comunidad apátrida tampoco es reconocida en Bangladesh, donde unos 300.000 rohingya se encuentran hacinados en campos de refugiados.