Al menos 63 personas murieron y otras 180 resultaron heridas en una serie de atentados cometidos esta en Bagdad. Se trató de 12 explosiones que se produjeron en un período de dos horas en distintos puntos de la capital iraquí.

Las bombas fueron detonadas en los barrios de Bab al-Mouatham, Karrada y Allaoui en el centro  de Bagdad, además de Adhamiyah, Chouala et Chaab en el norte,  Jadriyah en el este, Ghazaliyah en el oeste y al-Amil en el sur.

Las explosiones sacudieron indiscriminadamente los barrios chiitas y sunnitas de la capital iraquí.

El ataque que provocó más víctimas -13 muertos y 36 heridos- se registró en la sede de la Comisión Gubernamental para  la Integridad, en el distrito de Karrada, donde un atacante suicida se lanzó con su auto cargado de explosivos contra el edificio.

La serie de atentados coincide con un momento de tensión política en Irak, pocos días después de haberse completado el  retiro de las fuerzas militares estadounidenses del territorio,  el 18 de diciembre pasado.

De hecho contra el vicepresidente sunnita Tareq al Hashemi fue emitida  una orden de arresto por una investigación por actos de  terrorismo. El partido de Hashemi, Iraqiya, acusó anteriormente al primer  ministro chiita Nuri al Maliki de recurrir a métodos dictatoriales, y lo calificó como "un dictador peor que Saddam Hussein".

El partido Iraqiya retiró a sus parlamentarios de las sesiones del Parlamento y a sus ministros de las reuniones de gobierno de unidad nacional entre chiitas y sunnitas en el cargo desde hace un año, detalla Ansa.

Tras los atentados, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, afirmó que el tiempo y el espacio en el que se produjeron confirman la naturaleza política de los objetivos de los terroristas, de acuerdo con la agencia Efe.

La rencilla política, que pone al primer ministro que es chiíta contra el líder político de más alto rango que es sunita, ha incrementado los temores de que las heridas sectarias podrían abrirse nuevamente.