El grupo terrorista Al Qaeda amenazó con atacar a ciudadanos e intereses chinos en Argelia y otras zonas de Africa como una forma de vengar la muerte de musulmanes uigures en la región autónoma china de Xianjiang.
Así lo señala un informe de la empresa de análisis de seguridad e inteligencia Stirling Assynt, que hoy da a conocer el periódico de Hong Kong, South China Morning Post.
El periódico sostiene que la compañía británica basa su información en testigos que aseguran haber visto las instrucciones dadas en este sentido por AQIM (siglas en inglés de Al Qaeda en el Maghreb Islámico), rama del grupo terrorista en el norte de Africa, con sede en Argelia.
Según el informe, la sed de venganza por la represión que los uigures denuncian que sufren en Xinjiang se está extendiendo entre la comunidad de yihadistas en todo el mundo. "Aunque AQIM parece ser la primera filial de Al Qaeda en decir que irá contra los intereses chinos, otras le seguirán probablemente", afirma el documento.
El Ministerio de Relaciones Exteriores chino respondió a estas presuntas amenazas señalando que Pekín está alerta y "aumentará los esfuerzos con otros países con el fin de tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de ciudadanos e instituciones chinas en el extranjero".
Cientos de miles de chinos trabajan en el Norte de Africa y Medio Oriente, incluyendo 50.000 en Argelia, y en ocasiones han sido objeto de secuestros y ataques en países como Irak o Pakistán, aunque las inversiones chinas no se habían considerado objetivo prioritario del islamismo radical.
Pese a que nunca hasta ahora el mundo musulmán había reaccionado de forma notable contra China, ya antes de la violencia del 5 de julio organizaciones pro derechos humanos acusaban a Pekín de limitar, cuando no reprimir, la práctica del Islam en el país.
COMPRENSION
El Gobierno chino pidió hoy a la comunidad musulmana mundial que comprenda las medidas tomadas por las autoridades en los disturbios en Urumqi y "no entienda los disturbios como un conflicto de religiones".
"Si los países musulmanes y sus creyentes tienen una idea clara de los incidentes, comprenderán las medidas que se tomaron", señaló hoy en rueda de prensa el portavoz de turno de Asuntos Exteriores, Qin Gang.
La respuesta de Qin se produce tras algunas llamadas de islamistas radicales a la "guerra santa" contra China en países como Indonesia, Irán o Turquía, días después de los sangrientos enfrentamientos que se saldaron con 184 muertos y más de 1.600 heridos en la capital de Xinjiang.
Qin recalcó que "China y los países musulmanes por largo tiempo se han respetado y ayudado" y expresó el deseo de que la cooperación entre ambos continúe sin que haya "interferencias en los asuntos internos".
China y los países musulmanes han mantenido durante décadas una buena relación, patente por ejemplo en las condenas de Pekín a la invasión estadounidense de Irak, en 2003.
Además, el régimen comunista da a la Autoridad Nacional Palestina prácticamente el estatus de estado independiente, mientras que no mantuvo lazos diplomáticos con Israel hasta 1992.
Es, asimismo, uno de los principales compradores de petróleo en naciones mayoritariamente musulmanas como Irán, Irak, Nigeria o Sudán, países en los que tiene inversiones millonarias y explota yacimientos de crudo.
Pero la fuerte relación entre esos países y China, donde hay más de 20 millones de seguidores del Islam, no ha evitado que algunos sectores radicales en el exterior hayan interpretado la violencia étnica de Urumqi como una "represión" del régimen comunista contra los musulmanes.
Ello motivó que el domingo, por ejemplo, clérigos iraníes pidieran al mundo musulmán que se uniera para condenar a China por la "horrible" supresión de los derechos de los uigures, o que creyentes indonesios invocaran la guerra santa contra los chinos en una protesta en Yakarta.