El líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahri, pidió a las facciones rebeldes de Siria que dejen de combatir entre ellas y creen un comité judicial para resolver sus diferencias, según una grabación publicada por sitios de internet islámicos.

El pequeño pero poderoso grupo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL), vinculado con Al Qaeda, se ha visto inmerso en enfrentamientos con otros insurgentes islamistas en las últimas semanas en Siria, a menudo por diferencias sobre autoridad y territorio.

"Nuestros corazones y los corazones de la nación (musulmana), que ponen en ustedes sus esperanzas, se desangran por los enfrentamientos que se han propagado entre las filas de quienes defienden la yihad para el islam", dijo Zawahri en la grabación de cinco minutos.

"Pedimos a todos nuestros hermanos en todos los grupos yihadistas que trabajen por el fin de esta sedición, que nos llevará a solo Dios sabe qué", dijo Zawahri.

Reuters no pudo confirmar de forma independiente la autenticidad de la grabación, pero la voz guardaba una alta similitud con la de Zawahri.

Los grupos insurgentes que combaten a ISIL van desde moderados relativamente laicos a islamistas, incluyendo Jabhat al Nusra, en la línea de Al Qaeda, en la peor violencia entre insurgentes desde que comenzó el conflicto sirio en marzo de 2011.

En abril, el jefe de ISIL, Abu Bakr al Baghdadi, intentó fusionar al grupo con Jabhat al Nusra, desafiando órdenes de Zawahri y originando un enfrentamiento.

Las luchas intestinas desde principios de enero han matado a más de 1.000 personas, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Las fisuras entre los rebeldes han ayudado a las fuerzas del presidente Bashar al Assad a recuperar territorio alrededor de la localidad comercial de Aleppo, en el norte del país.

Unas 130.000 personas han muerto y un tercio de los sirios han huido de sus casas durante la guerra civil, que comenzó con protestas pacíficas contra los 40 años de la familia Assad en el poder y ha derivado en un conflicto sectario.

Ambos bandos están siendo armados y financiados por países musulmanes sunitas, por un lado, y por las autoridades chiitas de Irán, por el otro.