Como todos los días, Felipe se levanta a las seis de la mañana, en punto. Se pone el buzo, amarra sus zapatillas y, sin demora, comienza su recorrido de 10 kilómetros por las calles del barrio donde vive, en La Dehesa. Durante los siguientes 50 minutos y, aprovechando la tranquilidad que a esa hora todavía reina en la ciudad, hace ejercicios, se despeja y trota con otros vecinos aficionados al running. Al terminar, ya son cerca de las 7 am, Felipe entonces regresa a casa, se viste y toma desayuno. Su familia todavía duerme. Luego, cuando el reloj marca las 8:30, él ya está en su oficina y trabajando.
Según explica este académico de la Universidad Andrés Bello, las ventajas no son pocas. "Despertarme temprano me facilita mucho el estar operativo y alerta", dice Felipe, quien explica que hay una gran diferencia entre la eficiencia que se consigue llegando al trabajo tras haber estado ya una hora y media despierto, comparado con lo que pasa cuando una persona salta de la cama y se va directo a la oficina. Como ejemplifica su caso, nuevas investigaciones están comprobando una serie de ventajas físicas y cognitivas asociadas a la costumbre de iniciar el día con el alba.
Ventajas que parten desde el colegio y se prolongan hasta el trabajo: los madrugadores son más proactivos, anticipan mejor los problemas, tienen mejores notas en el colegio y más éxito laboral. Si, es cierto que los pájaros nocturnos han mostrado ventajas como mayor creatividad en previas investigaciones, sin embargo estos mismos estudios advierten que son más propensos a la depresión.
Por el contrario, quienes se levantan temprano muestran ser más optimistas y exhiben mejor ánimo, a lo que se suma un menor índice de sobrepeso. Lo cierto es que se estima que la genética es responsable de al menos el 50% de nuestra propensión a levantarnos temprano o hacerlo tarde, pero no se desanime, es una habilidad que se puede entrenar.
LAS MEJORES NOTAS
Una de las primeras pistas que alertaron acerca de la ventaja relacionada con levantarse temprano derivaron de estudios con escolares: los niños registraron mejores promedios de nota que aquellos que se levantaban más tarde o lo hacían "al filo de la hora". Una investigación de la Universidad de North Texas (Estados Unidos), por ejemplo, analizó a cerca de mil estudiantes que debían responder cuestionarios con sus patrones de sueño, calificaciones y salud. Según explican, los estudiantes se mostraban más atentos y de mejor humor que aquellos que se despertaban para salir de inmediato a la escuela.
Conclusiones similares a las que obtuvo un estudio de la Universidad South Australia en ese país, que analizó a más de dos mil estudiantes entre 9 y 16 años. Los que se levantaban temprano no solo tenían mejores notas, sino que tenían menos problemas de obesidad que los que lo hacían más tarde: estos tenían 1.5 vez más probabilidad de ser obesos, a lo que suma una probabilidad de 2,9 veces mayor de ser físicamente inactivos. Según explican los especialistas, estas diferencias tienen poco que ver con el sueño en sí, ya que ambos grupos investigados dormían por horas similares.
"La diferencia está en el levantarse temprano", explica Carol Maher, especialista que lideró el estudio. La experta explica que las conclusiones indican que las mañanas estimulan más a las personas a practicar ejercicio físico que las tardes, ya que es en las noches cuando la gente presenta una mayor tendencia a actividades sedentarias, como acomodarse frente a una pantalla. "Los que se levantan tarde son más sedentarios, practican más videojuegos y ven más televisión", señala Maher.
NOCTAMBULOS Y MADRUGADORES
Y hablamos de patrones que tienden a perpetuarse hasta la adultez. Otra investigación de la U. de Northampton, mostró que las personas que se levantan temprano tienden a irse a la cama entre 70 y 90 minutos antes y despiertan entre una hora y 80 minutos más temprano que los que tenían costumbres nocturnas. ¿Resultado? En un día común, como promedio, acumulaban 27 minutos más de ejercicio físico que aquellos que se levantaban tarde. Muy por el contrario, los que se acostaban tarde tendían a pasar, como promedio, 48 minutos más frente a una pantalla.
Claudio Donoso, ingeniero, es un ejemplo de este mayor vigor físico que presentan los madrugadores. "Es muy común que quienes nos levantamos temprano lo hagamos para hacer ejercicio en la mañana", explica. Claudio se levanta todos los días a las 6 am y, una hora después, ya está en el gimnasio. "Hace algunos años éramos siempre los mismos, pero en años recientes vemos cada vez más gente nueva que también opta por esta hora para ejercitar", señala. Agrega que se trata de todo un estilo de vida más saludable, ya que "uno mismo se regula y evita el alcohol, el café o productos que estimulan o impiden dormir".
Christopher Handler, profesor de la U. de Heidelberg, Alemania, es uno de los especialistas que más ha estudiado el impacto cognitivo de levantarse temprano versus acostarse tarde y levantarse tarde. Explica que quienes tienen propensión natural a acostarse tarde, por ejemplo, demuestran una mayor actividad en el hemisferio derecho, asociado al pensamiento creativo, lo que explicaría la tendencia de artistas y escritores de trasnochar, por ejemplo. Por el contrario, los que se levantan temprano, muestran más actividad en el hemisferio izquierdo, asociado más bien a funciones analíticas. Esto, a su vez, explicaría por qué quienes se levantan temprano aparecen en las investigaciones como más proactivos y exitosos a nivel laboral.
En un estudio con estudiantes universitarios, Handler comprobó que los que se levantaban temprano eran más propensos a usar frases como "me interesa ponerme metas a largo plazo" o "debo hacerme cargo de las cosas para que funcionen". "Las personas que se levantan temprano tienen mejores notas en el colegio, lo que los lleva a mejores universidades y, posteriormente, a tener mejores opciones laborales", afirma el especialista. Según explica, una de las razones de mayor peso es que las personas son más optimistas en la mañana, lo que los lleva a tomar mejores decisiones.