Menuda cara se les debió quedar a los presentes cuando Fernando Alonso recuperó la consciencia al poco rato de haberla perdido como consecuencia del topetazo que se dio contra el muro del circuito de Montmeló el domingo 22. "¿Quién eres?; ¿a qué te dedicas?, y ¿qué quieres que te depare el futuro?", se les pregunta de entrada a todos los que han sufrido una conmoción por impacto. "Soy Fernando, corro en karts y quiero llegar a ser piloto de fórmula 1", respondió el asturiano. Aunque la respuesta pueda parecer cómica, las personas que en aquel momento se encontraban a su alrededor no terminaban de encontrarle la gracia al asunto, sobre todo en un primer momento, antes de que la infinidad de pruebas a las que se sometió el piloto rebajaran la tensión y descartaran cualquier tipo de lesión cerebral como consecuencia del golpe.

A pesar de que todavía está por ver cuál fue el detonante que le llevó a perder el control de su monoplaza en la salida de la tercera curva del trazado barcelonés, el español recuperó la consciencia, pero se fue hasta 1995: no recordaba nada de los casi 20 años posteriores hasta llegar al momento actual. Ni su debut con Minardi (2001), ni los dos títulos conseguidos con Renault (2005 y 2006), ni tampoco las últimas cuatro Champions del Madrid (1998, 2000, 2002 y 2014), su equipo.

En una semana, el ovetense ya se encontraba casi al 100 % recuperado, y, aunque se perderá la primera prueba del Mundial, el 15 de marzo en Australia, ya ha comenzado a entrenar con la mirada puesta en la segunda (el 29 del mismo mes en Sepang, Malasia). Según el comunicado emitido el martes por McLaren, que Alonso no debute en Australia es solo cuestión de precaución. Según la nota, los doctores le desaconsejaron que tomara parte en el arranque de este curso para evitar exponerle al síndrome del segundo impacto (otro golpe en la cabeza agravaría las consecuencias), aunque hay quien pone en duda el motivo de su ausencia, y de paso abre otro interrogante (otro más).

El doctor Rafael Blesa es el director del servicio de neurología del Hospital de Sant Pau, de Barcelona. "Que el equipo se ampare en esta hipótesis para justificar que este chico no corra el fin de semana que viene no tiene ningún sentido en este caso concreto. Básicamente porque, según afirman, todos los chequeos que se le han realizado [TAC, pruebas de contraste y demás] han salido bien y demuestran que no tiene ninguna lesión. En ese caso, el cerebro está intacto, exactamente igual que antes del accidente. En ningún caso esa primera sacudida [sin lesión] tendría ninguna incidencia en caso de que se produjera una segunda", razona Blesa.

Este reputado neurólogo es una de las mayores eminencias del sector en España. Las ha visto de todos los colores, y por eso considera un proceso normal el recorrido que tuvo que hacer Alonso antes de deshacer un camino de casi dos décadas hasta llegar al momento actual. "Una conmoción como la suya se produce porque el cerebro sufre una sacudida que ha afectado a la sinapsis neuronal [la transmisión entre las neuronas]. Cuando esto ocurre, la sustancia bioquímica no actúa, de modo que el cerebro va a buscar un recuerdo y no lo encuentra. Dependiendo de cada caso, el tiempo de recuperación es uno u otro. Hay que tener en cuenta que, dentro del cerebro, los circuitos más sensibles a un zarandeo como el suyo son los de la memoria", subraya el doctor.

Dadas las circunstancias, y después de tres días en el Hospital General de Catalunya, es normal que se le aconsejara a Alonso no hacer declaraciones para evitar alguna respuesta extemporánea pero absolutamente normal desde el punto de vista clínico.

Que el flamante fichaje de McLaren no vaya a estar en Melbourne es evidentemente una mala noticia. Aunque sin ninguna duda, la buena es que médicamente vuelve a estar listo para correr. Sin embargo, este optimismo más que justificado no esconde la angustia que vivió su entorno y todo el personal médico que lo atendió en las horas posteriores al incidente. Muchos de ellos durmieron menos y peor que el propio paciente, cruzando los dedos para que todas las revisiones salieran bien y esperando encontrar algún indicio que todavía hoy se desconoce. De hecho, la mayoría de cabos siguen sueltos y solo Ron Dennis, patrón del constructor de Woking, ofreció una rueda de prensa el jueves después de los hechos que perseguía un objetivo: evitar que nadie pudiera pensar que el MP4-30 presentó un problema técnico que hizo que Alonso terminara estrellándose. De confirmarse esto último sería un desastre para McLaren-Honda, un proyecto que está en pañales y que antes incluso de comenzar a rodar ya presenta varios puntos muertos, algunos de un tamaño considerable.

De cualquier forma, las opciones más lógicas a la hora de explicar lo sucedido se reducen a dos: que el corredor se sintiera indispuesto y tratara de acercarse a la pared o que su bólido experimentara algún tipo de problema que le llevara a ella. Quien mejor lo sabe es Alonso, pero primero debe recordarlo y después querer contarlo.