Cuando Donald Trump anunció este jueves que Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París, las placas tectónicas del orden mundial se movieron.
La semana pasada Trump ya había enojado a los líderes europeos por su falta de compromiso con la OTAN y al exigirles públicamente que incrementaran sus aportaciones financiera a la organización militar.
Pero, según algunos analistas, la decisión sobre el Acuerdo de París del presidente estadounidense podría tener un impacto mayor en la comunidad internacional que el desplante en Bruselas.
"El efecto acumulativo de las políticas de Trump, coronada con su absurda y trágica decisión sobre (el acuerdo de) París es la abdicación del liderazgo global de Estados Unidos. ¡Vergüenza!", tuiteó Susan Rice, la ex consejera de seguridad nacional del expresidente Barack Obama.
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Para G. John Ikenberry, docente de política y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton (EE.UU.), "el Estado más poderoso del mundo ha comenzado a sabotear el orden que creó".
"Tanto en épocas antiguas como modernas, los órdenes mundiales construidos por las grandes potencias han ido y venido. Pero generalmente han terminado en asesinato y no en suicidio", escribió Ikenberry en la revista estadounidense Foreign Affairs.
El equipo de Trump no está de acuerdo.
"(El lema) 'Estados Unidos primero' no significa 'Estados Unidos solo", señalaron el consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, H.R. McMaster, y el director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn, en el periódico estadounidense Wall Street Journal.
El gobierno, insisten, "va a restaurar la confianza en el liderazgo de EE.UU., mientras sirve al pueblo estadounidense".
De acuerdo con McMaster y Cohn, lo que Trump no hará es "liderar desde atrás", una frase peyorativa a menudo usada para catalogar la política exterior del anterior presidente, Barack Obama.
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Lo cierto es que los analistas consideran que la falta de compromiso de Trump con las alianzas posguerra, su actitud hacia el comercio y su falta de voluntad para colaborar en temas como el cambio climático están beneficiando a un país en particular: China.
¿Un nuevo líder?
"El objetivo de la política internacional de Estados Unidos era integrar a China al orden mundial definido en gran medida por Estados Unidos. Ahora le está entregando el rol a China en sus propios términos", tuiteó este jueves Richard N. Haass, presidente del influyente centro de análisis de asuntos exteriores estadounidense Consejo de Relaciones Internacionales.
"La ironía es que había gente que temía que Trump llegara al poder e hiciera del mundo un lugar más seguro para la intromisión rusa", dijo Haass al diario estadounidense The New York Times.
A lo que agregó: "Puede que aún lo haga, pero lo cierto es que ha convertido al mundo en un lugar seguro para la influencia china".
Y el gigante asiático no está dejando pasar la oportunidad.
En enero, en el marco del Foro Económico Global de Davos (Suiza), el presidente de China, Xi Jinping, realizó una apasionada defensa del libre comercio y la globalización, dos pilares del capitalismo atacados por Trump durante la campaña electoral que finalmente lo llevó a la presidencia.
"No habrá ganadores en una guerra comercial. Seguir el proteccionismo es como encerrarse uno mismo en un salón oscuro: puede que evite el viento y la lluvia, pero también se quedarán afuera la luz y el aire", señaló entonces Xi.
Ese mismo mes el ministro de relaciones internacionales de China, Zhang Jun, había dicho que Pekín no estaba imponiendo su liderazgo.
"Los que originalmente estaban al frente de repente retrocedieron y empujaron a China al frente", dijo.
El mundo mira a China
Este domingo la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que los tiempos en que los europeos podían "confiar completamente en otros están quedando atrás", y señaló particularmente a EE.UU. y Reino Unido.
Cuatro días después, con motivo de la visita a Berlín del primer ministro chino, Li Keqiang, Merkel repitió: "Vivimos en tiempos de incertidumbre global".
Pero esta vez agregó: "Consideramos que nuestra responsabilidad es expandir nuestra asociación en todas las diferentes áreas e impulsar un orden mundial basado en la ley".
En este sentido dijo que "China se ha convertido en un importante socio estratégico".
Por su parte, Li afirmó: "Ambos estamos dispuestos a contribuir a la estabilidad del mundo".
David Frum, editor en la revista estadounidense The Atlantic, considera que EE.UU. ya no es el líder que sus socios alguna vez respetaron, "sino una fuerza impredecible y peligrosa en asuntos internacionales, contenida y disuadida por nuevas coaliciones de examigos".
"Chico malo"
La retirada de EE.UU. del Acuerdo de París no sólo refuerza el poder diplomático de China, sino que también podría ayudarlo a alcanzar ambiciones más a largo plazo para mejorar su economía y dominar nuevas industrias lucrativas.
En los últimos años, China ha intentado dominar una amplia gama de tecnologías de energía limpia para hacer frente a la enorme contaminación y creciente demanda energética.
En 2015, China gastó US$103.000 millones en energías renovables y combustibles, según la Agencia Internacional de Energías Renovables. En comparación, Estados Unidos invirtió US$44.000 millones y la Unión Europea, US$49.000 millones.
Así, el país que emite mayor cantidad de gases de efecto invernadero del mundo se está posicionando como el líder medioambiental más improbable.
"Hace apenas unos pocos años, China era el chico malo del clima", dijo Li Shuo, asesor de cambio climático de la organización Greenpeace, a la agencia Reuters.
"Los cambios geopolíticos a menudo ocurren en una escala de décadas, pero siento que el mundo ha cambiado en las últimas horas".