El jueves, Alberto Fernández asistió a la presentación en la Biblioteca Nacional del libro Claroscuro de los gobiernos progresistas de su amigo Carlos Ominami. La obra reúne textos de distintas figuras políticas de la región y el propio Fernández escribió un capítulo dedicado a la corrupción. El panorama del progresismo en la región es un tema que le preocupa. Como ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner y parte del gobierno de Cristina Fernández estuvo durante años en el corazón del poder transandino. Hoy mira la situación desde otro ángulo. Es jefe de campaña del ex ministro del Interior de Cristina K, Florencio Randazzo y mantiene un discurso crítico sobre el rol que está jugando la ex Presidenta en la política argentina y en especial en el peronismo.

Durante su estada en Chile, Alberto Fernández conversó con La Tercera sobre el actual panorama político transandino y la situación de Latinoamérica. Niega que en la región se esté produciendo un giro hacia la derecha, pero sí reconoce que "el progresismo debe aprender muchas cosas" y critica a quienes se declaran progresistas pero defienden a Venezuela. "Nadie que se sienta progresista pueda avalar ese modelo decadente que lleva 140 muertos en sus espaldas" dice.

Tras los resultados de las primarias en Argentina algunos analistas hablaron de un cambio de eje. Incluso, el columnista Joaquín Morales Solá escribió una columna que tituló La caída del viejo orden peronista. ¿Cree que hay un cambio en la sociedad argentina?

Con el cariño que le tengo a Joaquín Morales Solá, que es mi amigo, lo cierto es que hay varios que quisieran que el peronismo entrara en declive definitivamente. Lo que ha pasado en Argentina no es muy distinto a lo que pasó en 2015 cuando Mauricio Macri fue elegido en segunda vuelta. Si uno compara los resultados de esa elección con ésta llega a la conclusión de que Macri tiene la misma cantidad de votos que tenía entonces en primera vuelta. Hoy Macri representa a un tercio de Argentina. ¿Qué ha pasado? Lo que pasó es que el peronismo se dividió y eso le ha permitido a Macri dejar de ser la segunda minoría para pasar a ser la primera minoría. Pero en términos de votos tiene exactamente lo mismo. ¿Qué le pasa a Argentina en este contexto?, lo mismo que en 2015: está en un debate que polariza la sociedad entre Macri y Cristina. Cristina en estos términos le sirve de mucho a Macri, porque Macri la presenta como el sinónimo del pasado e invita a la gente a luchar contra ese pasado y Cristina se presta y también acumula votos de mucha gente descontenta con Macri.

¿Es posible volver a unir al peronismo o es un quiebre definitivo?

Tengo la impresión de que vamos a tener que buscar un mecanismo de unidad porque Macri no es un buen Presidente, pero si le cabe un mérito electoralmente hablando es que él aprovechó la división del peronismo y al mismo tiempo unió a todo el antiperonismo. El peronismo tiene que unirse frente a eso. Como siempre decimos, genéticamente el peronismo es un partido de poder y cuando se dispute el poder, la Presidencia del país, el peronismo va a tender a unirse.

Y si el peronismo no está en retirada, ¿el kirchnerismo sí lo está?

El peronismo tiene diferentes tiempos, diferentes imágenes. Digamos, si hoy Cristina representa el kirchnerismo, pareciera que eso va decreciendo. Cristina hace una elección interesante en Buenos Aires, pero su provincia, Santa Cruz, la perdió por 20 puntos de diferencia. Fuera de Buenos Aires, Cristina no ha tenido representación. Lo que pasa es que su presencia le permitió al gobierno decir, todo el que no está conmigo está con Cristina y en ese juego el gobierno ganó.

¿Cree entonces que el momento de Cristina Fernández pasó?

En la política argentina yo no jubilo a nadie y reconozco que Cristina tiene todavía un nivel de adhesión muy importante, pero también creo que Cristina tiene que plantearse unas cuantas cosas. Me parece que Cristina debe entender que para aquellos que estamos completamente convencidos de que el gobierno de Macri no es lo mejor para la Argentina su presencia es muy funcional a Macri, es lo que Macri necesita para seguir fortaleciéndose.

Hace un tiempo usted dijo que estaba muy dolido con Cristina. ¿Por qué?

Estoy políticamente dolido. Yo fui parte con Néstor de la construcción de un espacio político que tenía la vocación de integrar a Argentina, no disociarla. Que tenía la vocación de crecer con equilibrio fiscal, sin inflación, pero todas esas banderas se perdieron con Cristina. La decepción es que más allá de la voluntad que ella le haya puesto a la gestión, los resultados no fueron los que a mi me hubiera gustado.

A un año y medio del gobierno de Mauricio Macri, ¿cómo lo evalúa?

Muy negativamente.

Pero a la luz del resultado de las primarias, un sector de la sociedad argentina todavía confía en Macri.

Sigue siendo un tercio de Argentina, que objetivamente fue históricamente muy reactivo al peronismo y que Macri logró unirlo detrás de él. Eso es así. Además, también hay mucha gente que no quiere perder la esperanza. No está muy convencida de que a Macri le va a ir bien, pero si la mejor esperanza que encuentro es volver a Cristina mejor sigo esperando a ver si éste cambia.