Alberto Plaza: blanco y negro
El cantante cumple 30 años de carrera, quizás una de las más exitosas que haya tenido un músico chileno en las últimas décadas.
Él sabe perfectamente bien como le dicen. Está enterado del "Alberto Plata" y de otros apodos aún más descorteses derivados de su apellido. También está consciente de la fama que le cuelgan. Eso de que es "facho" y más un hombre de negocios que un músico de verdad. Alberto Plaza cumple 30 años de vida artística con el orgullo de ser propietario de una carrera objetivamente exitosa. Quizás una de las más exitosas que haya tenido un músico chileno en las últimas décadas con más de un millón de copias vendidas y un reconocimiento rastreable y nítido en países como Colombia y Perú, entre otros logros.
Pero también llega a esta parte de su historia con la sombra de lo que él define como un prejuicio. Como ideas erróneas, mal intencionadas, que se han instalado en torno a su persona y que de tan repetidas finalmente se han establecido como verdades absolutas.
Porque este Alberto Plaza de 53 años de edad, y que ya viene un poco de vuelta, hoy dice que de gustarle tanto la plata, como muchos suponen, habría terminado Ingeniería y no se hubiera dedicado al canto. Y aclara que, a diferencia de toda su familia, "que es toda de derecha", según explica, él votó por el NO, Aylwin y Bachelet, como una prueba de que "facho" no es.
En la voz del hombre de Que Cante la Vida, que hoy comienza en Casa Piedra una rueda de conciertos de muy bajo perfil para celebrar sus 30 años de actividad, no hay amargura, pero sí desencanto con el trato que recibe en Chile. Un tono que se le ha escuchado a muchos, por distintas razones, desde Jorge González hasta Pablo Herrera, pasando por Myriam Hernández, Beto Cuevas, Lucho Gatica, Alvaro Henríquez y prácticamente a cualquier músico chileno que haya logrado algún nivel de notoriedad.
Lo de Alberto Plaza, sin embargo, quizás tiene que ver con él mismo. Con lo que genera su propia imagen y repertorio. Con la resistencia que provocaba su perfil de chico bueno y aséptico en los complejos días de la dictadura y sus frases de que "nos amaremos tanto que el amor va a estar celoso de nosotros" con las que construyó una carrera, ya está dicho, de un éxito significativo, pero que no necesariamente convenció a los que esperan algo más de un "trovador romántico", como se define.
Es cierto, lo de "Alberto Plata" puede ser una pesadez. Pero respecto de las críticas y de los que lo miran con recelo, es muy probable que el autor de Aventurera, súperventas y todo, ya haya entendido que simplemente no es posible tenerlo todo en la vida.
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