Para el director ejecutivo de Chile Transparente, Alberto Precht, la corrupción no es algo nuevo en el país. "Siempre ha existido y en distintos ámbitos", indica. Desde el financiamiento ilegal de la política -porque no había un buen sistema de financiamiento- o el fraude de Carabineros, que se dio por falta de control, ha sido una conducta presente en toda la sociedad. "Se ve desde el acto más mínimo al más grande", aclara.

¿Por qué cree que hoy se hace más visible el tema de la corrupción?

Hoy existen distintos factores que hacen que estos fenómenos sean más visibles. No sabemos si están más presentes o no, pero cuando hay mayor bienestar económico los fenómenos de corrupción se hacen más tangibles. Tenemos mayor acceso a la información y preocupación por el tema, porque hemos desarrollado otros temas que hace que estos se vuelvan importantes. En un momento de desarrollo mayor no solo está la importancia por las necesidades básicas, también importa la eficiencia en el Estado.

¿Por qué hoy la política es el área que tiene peor reputación a la hora de hablar de corrupción?

La mala fama de la política se da porque existe una extrapolación de la mala conducta en terceros. Pero se olvida que son personas humanas que cometen delitos y que también están en dilemas éticos. Pero, por otro lado, los políticos también han caído en conductas repudiadas por la sociedad. Cuando se ve, por ejemplo, un caso como el de San Ramón, con narcotráfico dentro de una municipalidad, para un ciudadano honesto esto implica perder la fe y la confianza en la institución.

Y en el caso de la política, ¿se puede recuperar esa confianza perdida?

Es complejo recuperar la confianza, pero sí se puede. Primero con un autoanálisis personal importante de por qué nuestras conductas personales son amparadas y las del resto no. Pero por otro lado, se debe dar señales claras de que no se acepta la impunidad, que a las personas honestas se les favorece. Hay avances importantes no solo en Chile sino también en la región, como la encarcelación de ex presidentes que han cometido corrupción. Con el tabaquismo, por ejemplo, empieza a haber un repudio importante, varias conductas que antes no eran repudiadas hoy sí lo son, como ocurre con pedir boletas falsas.

¿Qué pasó en Chile que en poco tiempo la corrupción comenzó a ser un tema recurrente?

Vivíamos y seguimos viviendo como si los fenómenos de corrupción y falta ética fueran ajenos, pero no son ajenos sino que invisibles. Lo otro es que tendemos a amparar prácticas como el bullying y la copia, las que a su vez también van generando conductas que hacen que el día de mañana los ciudadanos no hagan denuncias porque piensan que se van a meter en un problema.

¿Esto ha afectado la imagen internacional de Chile?

Chile ha caído en el índice de percepción de corrupción, pero seguimos estando sobre los demás países de la región. A uno le gustaría que el país no estuviera en el lugar 24 del ranking de Transparencia Internacional, sino que estuviera entre los 10 primeros. No estamos viviendo una crisis de corrupción sistémica, pero no está blindada al fenómeno de la corrupción y hay poca conciencia del fenómeno. Chile, en muchos índices internacionales, sigue castigado por la piratería, porque no hay conciencia de que sea una falta y es una práctica muy extendida, y son esas pequeñas cosas las que forman conducta.

¿Se debe formar en integridad desde los colegios?

La formación de integridad es fundamental en el mundo escolar, pero también lo es a nivel familiar. Por ejemplo, si un padre fuma y bota la colilla en la calle, la posibilidad de que sus hijos repitan esa conducta es mayor. Pero tampoco se trata de hipermoralismo que es peligroso, porque hace parecer como si estas conductas no son posibles dentro de la conducta humana, lo que hace que se llegue a tal punto que la condena sea tan fuerte y cínica que se termine provocando un daño mayor. Se debe aceptar que la conducta existe y acogerla con más empatía, pero hay poca empatía. Esa falta de empatía es bastante histórica en nuestra naturaleza. Se ve en esa pillería del chileno, como lo que pasó en el partido de la Selección en el Maracaná, o cuando nos saltamos todas las colas para ver el partido, son cosas nuestras el premiar al pillo.

¿Por qué es necesario hablar de integridad?

Nosotros queremos empezar a hablar del aspecto integridad, que es lo que se opone a la corrupción. La integridad habla de consecuencia y lo corrupto de lo que está roto. Lo íntegro es lo que está unido. Eso nos podría ayudar a acrecentar la confianza. Pero la gente no tiene claro el concepto porque es ajeno, incluso nuestro derecho habla de la probidad y no de la integridad.