"Seguramente, el Presidente Trump será distinto al candidato Trump". Con esa frase, el mandamás del empresariado chileno, Alberto Salas, fija su posición respecto del resultado de la última elección en Estados Unidos que dio por ganador al polémico empresario. Piensa que "no hay que dramatizar ni adelantarse" sobre el futuro de Estados Unidos, pues se trata de "una economía que cuenta con una institucionalidad sólida y que me parece que da garantías de estabilidad y seriedad".
Sus preocupaciones son otras, admite el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), y están aquí, en Chile, tienen que ver con el clima político y lo que hay detrás de la alta abstención de voto en las pasadas elecciones municipales de octubre. Es lo que define como la crisis de confianza que vive el país y la mediocridad del avance de la economía lo que, en su opinión, reflejó la indiferencia del electorado chileno.
Pero lo que más le inquieta es el riesgo de que el país entre en un estado de pausa a la espera de la próxima elección presidencial y el cambio de gobierno. "¿Cómo vamos a estar 16 meses paralizados mientras hay dos millones y medio de pobres, porque resulta que el gobierno ya se acaba? Los chilenos necesitamos ahora, ahora, recuperar el crecimiento", afirma Salas, quien en marzo terminará su período de dos años al mando de la CPC (ver recuadro).
"Las últimas elecciones municipales dejaron reflexiones importantes. La primera es que existe un descontento generalizado con la política, con la institucionalidad. Me preocupa la crisis de confianza que estamos viviendo. Esto no es bueno, tenemos que revertirlo. Los resultados de las elecciones también reflejan un descontento con la economía, con la mediocridad en que estamos", dice.
¿El empresariado también tiene responsabilidad en el ciclo, la desconfianza, el descontento...?
Sin duda. Pero, primero, quiero aclarar que en términos económicos no estamos en crisis, estamos planos, creciendo poco, pero no es una crisis. Ahora, sin duda que en el clima de desconfianza que vivimos todos somos responsables. Los políticos, los empresarios...
¿Pero quién tiene la principal responsabilidad del cuadro actual?
No creo que haya un principal culpable. Todos somos responsables de recuperar un clima de confianza y de mejorar la situación mediocre en la que estamos. Como empresarios, asumimos la responsabilidad, pero para que esto funcione también necesitamos buenos políticos y buenas políticas públicas. Al gobierno todavía le queda un año y medio y debe hacer todo lo posible para recuperar la confianza y el crecimiento. Es el Ejecutivo el que tiene que tomar el liderazgo.
¿Es el gobierno, entonces, el principal responsable del descontento ciudadano, del desánimo?
Es parte de. Toda esta mediocridad en lo económico tiene un componente externo, pero tiene un componente mucho más grande, que es el interno. Se han hecho muchas reformas, de manera desprolija, y eso ha generado un clima de desconfianza, la inversión ha caído, no hay crecimiento y eso afecta a todos, especialmente a los más necesitados. El gobierno es el que debe liderar para salir de esta situación.
¿Pero qué es lo que realmente puede hacer ahora y en términos concretos para salir de este clima?
El anuncio respecto de que ahora los proyectos de ley van a ser evaluados, previamente a ser enviados al Congreso, para medir cómo afectan a la productividad, es muy bueno. Ese es el tipo de cosas que dan más confianza, se da la señal de que el tema del crecimiento les preocupa y eso va mejorando el clima de negocios. Los inversionistas invierten por el mérito de la oportunidad del negocio. No se invierte ni por razones políticas ni religiosas. La decisión depende del buen clima para los negocios, de las certezas y la estabilidad. A mi juicio, las señales que envió el ministro Rodrigo Valdés con el Presupuesto 2017 y el reajuste fiscal son positivas.
Esta semana, por segunda vez el Congreso rechazó la propuesta de reajuste fiscal y hubo una fuerte polémica en la sala, con insultos, gritos, etc. ¿Qué le pareció?
Me parece vergonzoso, inaceptable, tanto por la violencia y falta de respeto que vimos en el Congreso, como por la demagogia y falta de sensatez al rechazar una propuesta responsable. Apoyamos al ministro de Hacienda, que está cuidando los recursos de todos los chilenos, para contar así con recursos para los que más necesitan.
A raíz del síndrome del "pato cojo" y de la ya iniciada carrera presidencial, ¿comparte la visión de que hay quienes creen que el gobierno no puede hacer mucho más?
No. No podemos esperar más para reactivar el país. ¿Cómo vamos a estar 16 meses paralizados mientras hay dos millones y medio de pobres, porque resulta que el gobierno ya se acaba? Los chilenos necesitamos ahora, ahora, recuperar el crecimiento. Según el Banco Central, vamos a completar cuatro años creciendo al 2%. Tenemos una capacidad mucho más alta y, por tanto, tenemos que ir acotando la incertidumbre, dando señales de que el tema del crecimiento nos importa.
¿Cree entonces que hay espacio para revertir algunas reformas?
En Chile tenemos personas y necesidades que no pueden esperar. Hay que ver qué hacemos para poder incorporar más jóvenes al mundo laboral, a más mujeres. No se trata de revertir las cosas, se trata de generar cambios que vayan en beneficio del trabajador, del empleo, de una mejor educación, de más oportunidades.
Si le dieran la oportunidad de elegir una de las tres reformas grandes de este gobierno (educación, tributaria o laboral) para corregirla o perfeccionarla, ¿cuál elegiría?
Voy a responder conceptualmente. Estoy convencido, después de años de trabajo, que la diferencia la hacen las personas; no son los recursos naturales, sino cómo las personas se organizan, se crea la institucionalidad, tienen visión y son capaces de salir adelante. Las personas son lo más importante, y si las personas son lo más importante, la única herramienta que yo conozco para mejorar es la educación. Yo me iría por el tema de la educación, por hacer una reforma de verdad.
¿Eso quiere decir que el sector privado puede navegar, o tratar al menos, con lo que ya hay en materia tributaria y laboral?
No. El segundo punto es que la palabra laboral está circunscrita a esa reforma que en realidad fue una reforma político-sindical, pero el mundo laboral, créame que lo conozco, es infinitamente más rico que eso. La negociación colectiva es cada tres años y los sindicatos no son para la negociación colectiva, los sindicatos existen para poder tener un interlocutor cuando uno como empresario tiene cientos de trabajadores y quiere avanzar, mejorar las cosas, abordar problemas... Necesitamos una reforma laboral y deberíamos ser capaces, políticos, empresarios y dirigentes sindicales, de decir 'oye, veamos cómo mejoramos este mundo tan rico, este mundo laboral', cómo hacemos que más mujeres puedan trabajar, cómo podemos tener más adultos mayores trabajando en buenos empleos…
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Foto: Richard Ulloa / La Tercera[/caption]
¿Cómo será recordado este gobierno de la Presidenta Bachelet?
En lo inmediato, será recordado como el gobierno que tuvo el peor crecimiento en los últimos 30 años y en cuya administración el clima de desconfianza tuvo su máximo nivel. Y en el largo plazo, creo que este gobierno será juzgado según los resultados de las reformas que impulsó. Ahí veremos…
¿No hay nada rescatable?
La Presidenta, honestamente, ha tratado de mejorar el tema de la equidad, en la igualdad de oportunidades, pero sin muchos resultados.
¿Tomó el camino incorrecto?
Los caminos no es que sean en sí mismos correctos o incorrectos, los caminos son buenos o malos según los resultados que producen. Por ejemplo, que haber planteado una reforma a la educación es bueno y lo mismo la laboral, pero no en el sentido en que se plantearon ni con las herramientas que se usaron. Nunca me he opuesto a las reformas, me opongo a las malas reformas. Creo que la Presidenta tuvo buenas intenciones.
¿Y cómo vislumbra la próxima elección presidencial con los ex presidentes Sebastián Piñera y Ricardo Lagos en carrera?
Valoro que dos personas de la calidad, de la estatura y de la visión que tienen los ex presidentes Lagos y Piñera estén disponibles para una candidatura presidencial. Los dos han sido parte de un proceso y de un período del país con crecimiento y con desarrollo, y lo han hecho en forma seria y con resultados. Creo que las dos cartas son buenas, son hombres de Estado, alejados del populismo. Son gente práctica que conoce profundamente el Estado y los desafíos que tenemos.
¿Los prefiere sobre el senador Alejandro Guillier...?
Lo conozco menos al senador Guillier y desconozco sus capacidades que sí les conozco a Lagos y Piñera, porque ya fueron presidentes.
¿O sea que porque ya fueron presidentes son fórmula probada?
Es importante para el país que personas con esa capacidad y que han probado ser presidentes que aportaron mucho al desarrollo de Chile estén disponibles para la presidencial.
Pero la anterior administración Bachelet fue buena, así lo dijeron en su momento empresarios y esta vez ha sido diferente…
Cambiaron las circunstancias.
Hernán Somerville dijo en 2001 que "los empresarios aman a Lagos". ¿Usted ama a Lagos?
No. Son expresiones que se dieron en su tiempo y en su contexto.
¿Pero el empresariado se siente o no más cómodo con Lagos?
Yo no puedo interpretar a todos los empresarios respecto de si se sienten más cómodos con Lagos, con Piñera o con otro candidato…
¿Y se sienten cómodos con el ex Presidente Piñera, dado que es empresario también?
Cada uno tiene sus virtudes y defectos y, por tanto, es una decisión muy personal con quién uno se siente más cómodo. Uno se siente cómodo con quienes tienen liderazgos capaces de hacerse cargo de los desafíos que tenemos, que es volver a crecer a tasas más altas.
A usted como empresario y presidente de la CPC, ¿quién le gusta más: Lagos o Piñera?
¿El voto no es secreto…?
Le pregunto, porque dice que los dos son buenos candidatos…
Hay que ver quiénes llegan a la elección y definir en su oportunidad. Pero creo que los dos son buenos candidatos, son buenas cartas.
¿Sus nombres mejoran las expectativas económicas también?
Las expectativas económicas tienen mucho que ver con la confianza y fíjese que la sola decisión del ex Presidente Lagos de ser candidato generó mejores expectativas.
Pero hay quienes creen que Lagos no será el de antes. Por ejemplo, planteó que el Estado debe administrar los cinco puntos adicionales de cotización. ¿Qué opina?
El Estado tiene muchas funciones que cumplir, lo ha hecho bien en la entrega de beneficios y de las pensiones solidarias, pero también tiene problemas de burocracia y de ineficiencia. No creo que tenga el espacio o suficiente manejo como para administrar esos fondos (los cinco puntos). No creo que el Estado sea un buen administrador para las cuentas individuales.
¿Entiende que Lagos apunta a que los cinco puntos extras irían a las cuentas individuales?
Entiendo que ha planteado que los cinco puntos de cotización van a la cuenta individual, pero que sea el Estado el que administra.
¿Cómo va el trabajo de la Comisión de Pensiones de la CPC?
La comisión está pronta a emitir su informe, en unas tres a cuatro semanas más. He tenido que aprender de esto, porque reconozco que no sabía mucho. Y después de revisar, estudiar, analizar, he llegado a la profunda convicción de que este sistema no es malo, que el problema está en el mercado del trabajo, en la precariedad laboral, pero que sí funciona. La solución es que hay que ahorrar, hay que trabajar y hay que ser solidario.
Dice que no sabía mucho del tema, ¿las AFP son responsables del desconocimiento ciudadano?
Totalmente responsables en materia de información, y fíjese que lo tienen bien claro y están haciendo una tarea de educación e información muy potente.
Plantea que la solución es ahorrar más, trabajar más y ser más solidario. Pero se podría pensar que es fácil decir eso si usted es el presidente de los empresarios. ¿No le parece que eso es posible sólo para un sector de la población?
Justamente ahí es donde hay que focalizar las ayudas y complementos del Estado, la parte solidaria. Pero los que pueden ahorrar más y trabajar más tienen que hacerlo. He sacado las cuentas y de la pensión que se obtiene un 30% es por el aporte que se hizo (ahorro) y un 70% por la rentabilidad que se obtuvo por la gestión de la AFP. El sistema para el que cotiza de manera regular sí funciona.
"Me hubiese gustado ser más convincente"
Estos, sus últimos cinco meses como presidente de la CPC, ¿cuál es su sensación respecto de su desempeño en el cargo?
Muy trabajados, pero ha sido una gran experiencia y me voy muy satisfecho.
No han faltado críticas de quienes sostienen que a usted y al mundo gremial, en general, les ha faltado influir…
Aunque siempre se pueden hacer mejor las cosas, no comparto esa crítica. Creo que lo más importante es que estas organizaciones deben actuar como un complemento, como instancias de apoyo, de aporte para lograr las mejores políticas públicas. Ese es el rol de estas organizaciones. Influir no es lo mismo que imponer. Influir es dialogar, aportar, ser escuchados, que te inviten a participar. Yo asumí en un momento muy complicado en el país, con severos cuestionamientos a la institucionalidad en general, a la autoridad, a los estamentos de la sociedad, en que las malas prácticas de algunos empresarios estaban dándose a conocer y siendo sancionadas y, por tanto, en una coyuntura muy compleja. Creo que logramos hacer cosas buenas, pudimos aportar.
¿Alguna autocrítica?
Me hubiera gustado haber logrado ser más convincente en algunos temas.
¿Como en los reparos a las reformas?
No sólo en eso.
¿Cómo ve a los dos candidatos que han mostrado interés por reemplazarlo en la CPC: Ricardo Mewes (CNC) y Hermann von Mühlenbrock (Sofofa)? ¿Quién le gusta más?
Ambos son buenos dirigentes, han hecho una gran labor en sus gremios.