Si bien comprendió el debate ocurrido en Providencia, el alcalde de Valparaíso, Jorge Castro (UDI), discrepa en todo lo propuesto por su par Josefa Errázuriz, quien impulsaba el cierre de locales nocturnos a las 2 A.M. El edil, en cambio, está en una posición directa y "creativa" para levantar el Puerto desde la bohemia.
Ya polemizó por la fiesta de Año Nuevo. La celebración, que congrega a miles de personas en la plaza Sotomayor, se extiende hasta las tres de la mañana y el alcalde solicitó que concluyera más tarde, con luz de día. La petición fue rotundamente rechazada por la gobernación.
Pero Castro no cede y propondrá ahora al consejo municipal que, para el 2015, se amplíe a toda la ciudad la ordenanza que hace dos años permite la extensión horaria a los bares y discotecas que se ubican en las calles Bellavista, Blanco y Subida Ecuador y que pueden cerrar a las 7.00. Con la nueva norma, la medida se extendería a los centros nocturnos de Cumming y Sotomayor, entre otros.
Hoy, la finalidad es apoyar a los empresarios nocturnos, combatir a los locales clandestinos y fortalecer la calidad de servicio. "De un tiempo a esta parte dejamos de ser el centro de los reportajes en la televisión. La delincuencia disminuyó notablemente por esta ordenanza y la diversión forma parte de los servicios más relevantes de la ciudad. Eso se debe explotar más, se trata de una oportunidad importante para Valparaíso", expresa Castro.
Sobre cómo abordar y proteger a las personas que transitan a esas horas en una ciudad turística, el alcalde asegura que todas las opiniones son válidas, "pero para mí, la mejor encuesta es ver lo que está ocurriendo. Yo salgo también, y veo lo que pasa. La ordenanza la vivo a través de mis hijos y sé que a los padres, más que la restricción horaria, les interesa la seguridad; que su hijo o hija llegue bien a casa".
El edil añade que "no hay que demonizar la noche ni las fiestas. En estos tiempos nadie sale temprano a carretear y la 'previa' no sólo es una realidad, sino que se transformó en una institución nacional".
COMERCIANTES Y VECINOS
Desde la 2a Comisaría porteña, el comandante Juan Pezoa ratifica que la ordenanza de extensión horaria ha disminuido la delincuencia. No obstante, advierte que los focos de delito se han movilizado y ahora es el sector de Sotomayor el que acapara la atención policial.
"Nosotros acatamos la norma y debemos decir que ha sido positiva. Los índices delictivos en los sectores que cierran más tarde han bajado. Eso se ha logrado con el trabajo coordinado con locatarios y personal civil nocturno. Se logró un catastro de delincuentes habituales, pero existe movilidad del delito y, si antes era Bellavista, ahora es hacia el puerto donde operan los delincuentes", explica el jefe policial.
De aprobarse esta idea, unos 350 locales podrían cerrar a las 7.00, con restricción de expendio de alcohol hasta las 5 A.M.
Se espera con esta medida eliminar aglomeraciones de jóvenes que buscan un "after" y que ocupan la calle para beber.
Uno de estos sectores es Avenida Cumming, foco de reunión posterior al cierre de locales. Allí también hay zonas residenciales y el plan del edil no simpatizó a todos.
"Siempre he pensado en que se reduciría todavía más la hora del carrete y aquí se quiere ampliar. En Valparaíso el carrete es desbandado y los vecinos quieren descansar. Imagínate todos los fines de semana hasta las 7 A.M., eso debe ser agotador", señala David Herrera, uno de los vecinos.
Opinión distinta es la de Varinia Avello, quien dice que "la gente viene a Valparaíso justamente a eso, a carretear, y me parece bien. Pero de todas maneras la gente se queda hasta la mañana tomando en la calle. Todos los que vivimos aquí tenemos claro que Cumming es de carrete".
Desde el comercio, la posibilidad de extender el cierre fue celebrada, aunque no todos aseguran que se sumarán a la ordenanza. "En Bellavista la medida cumplió con resguardar a las personas y esto debió ser para todos desde el comienzo. No puede ser que se multe a los porteños y visitantes por tomar en la calle, porque además hay una contradicción. ¿Por qué no multan a los que terminan tomando en las terrazas?, eso también está prohibido. Pensemos en una ciudad para todos igual", señaló Cristián Amarales, administrador del local porteño, El Canario.
Desde el bar El Ritual, su dueña, Ana Lazo, aprueba la medida pero manifestó dudas de incorporarse a la norma. "Claramente va a ver un beneficio en las ventas y también se hará justicia con quienes pagamos patente e impuestos". Además, Lazo agrega que "los 'after' ofrecen una calidad de servicio indigno y algunos cobran entrada porque están 'haciendo el favor' de seguir carreteando. "Me parece bien la idea, pero yo no sé si sometería a la gente a trabajar más tiempo o de recibir gente después de las cinco de la mañana, creo que es riesgoso".