El alcalde de Tiltil, Nelson Orellana, dice que ya tiene reservada una hora en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que intervenga y revierta la aprobación del relleno Cigri, depósito que recibirá residuos peligrosos que podrían contaminar el medioambiente. Afirma que son útiles todas las instancias judiciales para detener la construcción del proyecto, aprobado el martes pasado por el Consejo de Ministros. En entrevista con La Tercera TV, dispara contra el gobierno, la empresa propietaria de la iniciativa y la propia historia de la comuna. "Hace 20 años nos condenaron a ser una zona de sacrificio por el plan regulador vigente. Recibimos toda la basura que nadie quiere tener", sostiene.

¿Qué análisis hace de la aprobación de los ministros del Consejo? ¿Qué acción puede tomar ante esta resolución?

Quienes deciden si se construirá un proyecto como éste son las autoridades. Pero quiero consultar: ¿Conocen la zona donde se construirá? Nunca han estado allí. La institucionalidad es una mentira, porque ningún proyecto instalado por las empresas cumple con las normas. Al final, todo queda en manos de las municipalidades, que no tienen recursos para fiscalizar estas industrias. Es una injusticia luchar contra un gigante de US$ 85 millones. Las personas de localidades rurales ante este escenario tienen que callar, pero yo no tengo presiones de nadie. No estoy amenazando a nadie con mi postura, porque ese es mi rol de alcalde. Soy independiente. La Moneda dice que ha recibido mis amenazas, pero creo que ellos deben preocuparse por generar empleo.

¿Este proyecto no constituye una fuente laboral para la comuna?

Tendrían trabajo entre 15 y 20 personas. Si vamos a sacrificar la vida por el empleo, hay que tomar en cuenta lo que dice el Colegio Médico: que este proyecto es nocivo, por lo que no debe instalarse en zonas pobladas. Los hijos de nuestros hijos no van a poder tener hijos, producto de la carga de arsénico, de plomo y otros químicos que habrá en los terrenos. Yo les pregunto al dueño de la empresa y al ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, si pondrían sus casas en Tiltil. Si durante 20 años tomarían agua de las napas subterráneas, si comerían lo que se produce en esa zona y respirarían ese aire. Si me dicen que se irían a vivir allá, yo les abriría la puerta.

¿Cómo se puede revertir la actual planificación territorial?

Hay que dar una pelea con los legisladores; con la política ambiental, para que se piense en la gente. Pienso que hay una injusticia territorial con Tiltil. Nos condenaron a ser una zona de sacrificio hace 20 años por el plan regulador vigente. Recibimos toda la basura que nadie quiere tener. En cuanto a acciones judiciales, ya tengo una hora ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para exponer y que se pueda intervenir para anular la aprobación del relleno.

¿Qué impactos ambientales concretos han registrado?

La vida de Tiltil es recibir 12 mil toneladas de basura, camiones llenos de la 'caca' de todo Santiago y recibir los desechos mineros por los relaves. Recibimos todo lo que nadie quiere tener en su entorno. Hay moscas, malos olores, aguas contaminadas como efecto de estas empresas. Ya no tenemos agua potable rural y por eso debemos llevarla en camiones aljibe para que puedan vivir. Esta es una situación desconocida para los santiaguinos.

Hay plantas de cerdos, eléctricas y mineras. ¿Ninguna hace aportes a la comuna?

Las mineras han creado un preuniversitario, pero hay mucho más que hacer en cuando a educación, por ejemplo. Pero proyectos como los rellenos sanitarios nunca han aportado nada. Esta comuna subsidia al resto del país, porque recibe los impactos negativos que generan las empresas. Pero nadie se preocupa de beneficiarnos. Si Tiltil estuviera en Estados Unidos, Japón u otro país desarrollado seríamos una de las comunas más ricas por las compensaciones que recibiríamos.