Son casi las cuatro de la tarde. Quedan pocos minutos para que comience el encuentro entre Universidad de Chile y Colo Colo. En la calle, casi no se siente el ambiente de un Clásico, pero en el barrio Bellavista, un bar es la esperanza de muchos hinchas que buscaban un lugar donde ver el pleito. El pequeño local, con casi 50 personas en su interior, está lleno. Antes de que se dé comienzo al duelo, se piden cervezas.

Empieza el partido y todos  gritan. No es difícil identificar de qué equipo es cada uno: los de la U están sentados atrás, mientras que los de Colo Colo, que son mayoría en el lugar, adelante. No van ni 10 minutos y ya hay dos jefes de barra. Ambos alientan sin parar a sus respectivas escuadras  y le dicen al resto que también apoye. El gol de Ubilla hace que sean los azules los que se abracen. Algunos se suben en las sillas para celebrar. El resto, mira la televisión sin entender lo que sucede.

Termina el primer tiempo. Ante la cantidad de gente que hay en el lugar, encienden un segundo televisor. Ahora las hinchadas están separadas, cada una con su propio aparato.

Comienza el complemento. Afuera, la aglomeración es cada vez mayor y la tensión se siente, pero Esteban Paredes desata la algarabía alba. Con su gol, la gente salta. Los turistas que andan por el sector, miran lo que ocurre con sorpresa. Sacan fotos y graban con sus celulares.

Queda escaso tiempo para el término del encuentro y el árbitro cobra penal. Paredes lo transforma en gol, con lo que empieza la locura en el local. Los seguidores del Cacique se abrazan y gritan con más fuerza que nunca, mientras los azules salen rápidamente. No quieren problemas.

Mientras en los bares celebraban, antes del encuentro los choferes de los recorridos del Transantiago que pasan cerca del Estadio Nacional se negaron a trabajar, debido a que las experiencias en tales circunstancias no habían sido buenas, sufriendo destrozos y secuestros de buses. Debido a esta situación, el servicio dejó de funcionar a las 13.00, ocasionando más de algún problema de movilización para quienes se dirigían al recinto ñuñoíno.

A pesar de la medida, igualmente hubo destrozos. En los momentos previos al duelo, hubo al menos 11 detenidos por el secuestro de un bus en las proximidades del Nacional. "Con el GPS logramos su ubicación y fueron interceptados", dijo Andrés Merino, comandante de Carabineros. En tanto, una vez finalizado el pleito, otros barristas intentaron algo similar con otra máquina, pero la persecución policial, de varias cuadras, concluyó con más de 10 detenidos.