Algo pasaba ahí, no sabíamos bien qué. Para cierta juventud porteña al inicio de la democracia, Villa Alemana era desmadre y Lafloripondio, banda sonora. Actuaban en un sitio semibaldío conocido como La Micro, y eran famosos por darse con todo, un timbre de autenticidad según su fanaticada universitaria en la región. En un reporte de El Mirador de TVN en 1995 aparece Aldo Asenjo, el Macha, el líder del grupo, sentenciando "necesidad, descarga, violencia", cuando le preguntan por qué toca. Un concierto, reventón asegurado. Lo relata Álvaro Bisama en su novela Ruido, en la presentación del casete debut Muriendo con las botas puestas (1993), en Valparaíso. Algunos hábitos del Macha no cambian. "Lo único que hago es tomar ron o cerveza", responde entre risas, por cómo cuida la garganta. "He aprendido que la voz no es de lata. Nunca he tenido técnica. Quizás sea una de las causas de que todo fluya naturalmente". En este caso, ese cauce del también líder de Chico Trujillo, una de las bandas más populares de Chile, conecta con un verdadero espíritu indie. El Macha se mueve solo, elude los sistemas de promoción de siempre, y le resulta. Si hace una década tenía que hablar inglés atarzanado para convencer a un promotor en Berlín de contratar al grupo, lo hacía.
Aunque en Chile se sigue negando cuando tantean a Chico Trujillo para el Festival de Viña, afuera no le complica partir de cero. "En la mayoría de los conciertos no nos conoce nadie y como que uno rejuvenece". Luego Macha se queda en silencio. No asoma la respuesta inmediata sobre qué siente en escena. "No se cómo decirlo, pero nací para esto, es lo que soy yo, aunque cuando era pendejito tenía terror de subirme al escenario, y todavía lo siento. La adrenalina, qué voy a decir. Hasta ahora no hablo nada".
¿Qué lecciones aprendiste tocando afuera?
Lo primero: el compromiso es compromiso y fue a palos. Si es tal día a las 3 de la tarde, no queda otra. Éramos mucho más jóvenes y desordenados. No comprendíamos que no sirven las chivas. Con el tiempo uno se relaja al tocar en cualquier lugar frente a públicos distintos.
Pero siempre debe haber escenarios más particulares que otros.
Hay lugares donde tenemos mucho cariño. Villa Alemana, Quilpué, siempre especiales. Valparaíso lo mismo. En Santiago el galpón (Víctor Jara) y La Batuta. En Berlín, ahora que volvimos. Estuvimos cinco semanas (en Europa) y quedé muy contento. En París tocamos en el cabaret Sauvage en un programa muy bueno con Oscar D'León y "Daddy" U-Roy, una leyenda del reggae.
Ni tanta cumbia
El tiempo le dio diferentes espacios a las bandas del Macha. Chico Trujillo prácticamente fundó La Nueva Cumbia Chilena y se sobrepuso a Lafloripondio. Pero la etiqueta del ritmo caribeño no acomoda del todo al cantante. "Nunca me he sentido solamente como una banda de cumbia. Siempre hubo entre medio reggae, ska, pedazos que se parecen a Carlos Santana, y otros más sicodélicos".
¿Cómo surgió?¿Fue conversado o se dio naturalmente?
Es producto de cada uno. Tenemos escuelas de diferentes tipos de música. Y lo que más nos gusta es tocar en vivo, más que los discos.
El nuevo EP de Chico Trujillo, Reina de todas las fiestas, apunta al norte chileno.
Es un proceso largo, muchos años trabajando y tenemos admiración por la música de allá que conocimos a través de la Bandalismo, Congreso, Los Jaivas, grupos de la Quinta Región con esos ritmos que te dejaban loco de niño. Y ahora se dio la oportunidad. En Iquique nos juntamos con los Wiracocha y grabamos. Producto de un año que no fuimos a Europa, viajamos a Perú, Colombia, México, Argentina. Nos encontramos con un montón de gente, músicos con sus experiencias, y así surgió hacer temitas latinoamericanos pasados por nuestras cabezas.
¿Por qué un EP y no un álbum?
Porque teníamos estas canciones. No se lo que va a pasar a futuro. Quiero seguir probando y viajar tratando de tocar con muchos músicos y lugares. Posiblemente sigamos haciendo trabajos con más gente. Y a lo mejor la música toma otro rumbo. Es lo interesante para no quedarse pegado. Nunca hemos querido eso.
Tirando manzanas
El Festival de Viña y sus intentos de reclutar a Chico Trujillo son un partido que el evento pierde por paliza. El Macha reitera que por ahora no hay posibilidad de actuar en la Quinta Vergara ¿Razón? "No es un festival solamente de música. Pasó a ser una cosa de tetas, culos, romances, piscinas, huevadas que no me importan, yo no veo televisión. No me interesan los cahuines".
¿Pero ves el Festival?
Vi a Rod Stewart en mi casa y lo encontré increíble. ¿Si fui de público? De chico recuerdo a Krokus y Nazareth. Íbamos siempre, era un paseo que teníamos que ir de Villa Alemana a la Quinta, llevar manzanas, la galería se dividía y las tirábamos.
De lo que está pasando en la escena musical chilena ¿qué te llama la atención?
Soy bien melómano. El último disco de Los Peores de Chile con el Pogo, un privilegio que estén tocando como lo hacen. Lo que está haciendo Anita Tijoux. Escuché un tema de Jorge González con puro piano, no recuerdo cómo se llama, pero lo encontré honesto, refrescante. Se agradece, porque es una persona que se ha dedicado tantos años a regalarnos música.
El rock vive
Aunque Chico Trujillo encaja en vivo unos pasajes dignos de Woodstock, el cable rockero del Macha sigue en Lafloripondio. Y anuncia novedades. "En octubre vamos a sacar su disquito. Somos amigos de muchos años. No es que no estemos, sino que Chico se agrandó, quizás lo opacó un poco, pero no es lo que nosotros sentimos ni creemos. Seguimos tocando y cada concierto es muy bueno".
¿Está muerto el rock?
El rock es rebeldía, portarse como uno quiere, hacer las cosas en su estilo. En la cultura chilena hay personajes rocanroleros, sin duda. Cuando escucho las historias de los amigos, las huevás que hacen, imposible que el rock se muera, aquí por lo menos no.
¿Qué distingue al músico chileno?
Lo aperrado. Hacerlo en un país donde no se quiere lo propio, que no se reconoce. Si no sabemos quiénes somos, difícil que te sientas reflejado con la letra de alguien.
Por lo mismo, el 20% de música chilena en radios por ley, ¿qué opinas?
Está la raja que tenga más espacios. Ahora, ojalá ese porcentaje tenga que ver con estilos distintos. Si vamos a escuchar a los mismos, no es la idea. La gracia sería un ancho de diferentes géneros, porque en Chile hay música excelente.