El vicepresidente del Consejo de Rectores (Cruch), Aldo Valle, fue uno de los primeros en reaccionar con preocupación luego de que la Comisión de Educación rechazara la idea de legislar la reforma a la educación superior. Este lunes la Cámara aprobó en general la iniciativa y el representante de los planteles tradicionales conversó con La Tercera sobre los que considera errores de este gobierno y lo que afirma que hay que reparar para reconstruir el consenso.
¿De quién es la responsabilidad de que casi se rechace la reforma?
Sin individualizar a ninguna persona, la conducción que hubo al inicio del proyecto de reforma a la educación superior no tuvo un diálogo efectivo. Esa es la razón de que en julio del año pasado se presentara un proyecto que no tenía apoyo ni de los actores sociales ni del sistema político. Así se llega a una situación donde se pone en peligro el proceso legislativo de esta reforma. Después de eso ha habido falta de convicción y claridad del gobierno. No todos creían en la misma reforma. Mientras unos en la Nueva Mayoría pensaban que solo se trataba de agregar regulaciones que no produjeran cambios sustantivos en el actual sistema, otros pensaban que sí se necesitan cambios estructurales. Esa ambigüedad determinó el estancamiento de la tramitación.
¿Qué hacer ahora para reparar el frágil respaldo que hoy tiene la reforma?
El gobierno tiene muy buenas razones para reformar la educación superior. La ciudadanía no quiere ver más casos como el de la U. del Mar o la U. Arcis. Las familias en Chile y los propios estudiantes no quieren seguir soportando este endeudamiento creciente y desproporcionado que significa el Crédito con Aval del Estado. El Parlamento y el gobierno no pueden hacer otra cosa que acoger las demandas sociales o terminará distanciándose más aún de la ciudadanía. El gobierno tiene que superar ahora la indecisión y la ambigüedad y generar un consenso en torno a las demandas sociales.
¿Concuerda con la urgencia de terminar con el Crédito con Aval del Estado y que eso quede definido en este proyecto?
No hay reforma a la educación superior sin un cambio sustantivo al financiamiento. El Crédito con Aval del Estado (CAE) es uno de los factores que contribuyó a la mercantilización desmesurada y desregulada de la educación superior. Por lo mismo, es muy importante que en este proyecto de ley quede clara la voluntad política, los plazos y la fórmula con la que se acabará con el crédito. Nadie pide que este préstamo termine de un día para otro, desde luego habrá que respetar los compromisos ya establecidos con las instituciones y las personas, pero se trata de no seguir endeudando a jóvenes mediante esta fórmula tan gravosa.
El proyecto quedó con el marco general para la educación superior y se presentará otro para las universidades estatales. ¿Es partidario de separar aún más el proyecto para agilizar su tramitación?
Las fórmulas que faciliten la tramitación expedita pueden ser variadas, pero la reforma no puede perder unidad de propósito, tiene que ser coherente, de modo que las normas no sean entre sí contradictorias y efectivamente se articulen para generar un nuevo sistema a la educación superior. El daño que se está haciendo a los jóvenes con el actual sistema es cada vez es más irreversible y la ciudadanía no va a entender que el sistema político y las instituciones legislativas no acojan sus demandas. No escuchar a la ciudadanía puede generar aún más distancia entre el mundo político y la sociedad.
¿Habrá reforma al sistema antes de que termine este gobierno?
Es urgente tener una reforma y ese sería el objetivo más satisfactorio. Sin embargo, creo que más allá del plazo que tenga la discusión de este proyecto, es importante que en el Congreso tenga lugar un debate que la sociedad ve que acoge y encauza los problemas de interés nacional. Si la reforma no se hubiera aprobado, sobre todo cuando hablamos solo de la idea de legislar en la materia, hubiese sido muy negativo y nos hubiéramos quedado con la sensación de un gobierno y un parlamento incapaz de recoger el debate social que ya está instalado en la ciudadanía. Situaciones así se asocian a hechos que han generado una distancia peligrosa entre la sociedad y la política.