"Tenemos un espacio cultural con identidad propia, viable en el tiempo y con un público cautivo". Las palabras de Alejandra Wood, directora del GAM, vienen acompañadas de números que indican que en 2013 el centro cultural tuvo más de un millón de visitas, un 65,8% de ocupación de salas en sus 790 funciones y 25 mil beneficiarios de las actividades de formación de audiencias.

En términos de crecimiento, fue el mejor año del GAM, desde que Wood fuera llamada a liderar el proyecto por el directorio del naciente centro cultural en 2010, cuando aún la infraestructura no estaba al 100%. De hecho, aún no lo está. La segunda etapa, la construcción de la Gran Sala de 2 mil butacas y que inicialmente debía haber sido licitada en 2011, fue desplazada por otras prioridades.

"La decisión de llevarla adelante no depende de nosotros ni de la corporación; es un proyecto que queda sujeto a la voluntad política. Tenemos la expectativa de que se termine en los próximos cuatro años, por eso en este período hemos trabajado en conocer el proyecto, desarrollar un modelo de gestión para el espacio y ver de qué manera trabajaríamos con los públicos, que es nuestro fuerte".

El incendio en el Teatro Municipal dejó en evidencia que no existe otro teatro de esas características, pero mantenerlo activo es otra cosa.

Yo creo que sí se puede. Hemos conversado con todos los interesados, las grandes productoras, y un aforo de 2 mil personas es realmente interesante. Creemos que debe ser un espacio para la música popular, para agrupaciones de cámara, para la danza de mayor formato. Con una buena programación se puede llenar, porque tenemos un público cautivo: al menos, el 25% de nuestros visitantes viene más de una vez al mes.

Según los datos del GAM, su público lo componen mayoritariamente jóvenes de los estratos socioeconómicos ABC1 y C2. ¿Cree que hay una deuda con la población de las comunas periféricas?

Siempre hemos dicho que vamos a trabajar en disminuir la brecha en el acceso y para eso tenemos que disminuir las barreras del tiempo, la distancia y también simbólicas. En septiembre trabajamos en tres puntos neurálgicos de riesgo social, con un proyecto financiado por la Unesco, Barrio Escuela, centrado en el muralismo, el hip-hop y el teatro. Esos jóvenes han venido en igualdad de condiciones al GAM, que es algo que no había ocurrido, y el 15 de febrero presentarán sus trabajos aquí. Pero no sentimos que tengamos una deuda porque nuestra misión es que el espacio esté lleno.

Existe una crítica relacionada con que el GAM no se ha vinculado armónicamente con la oferta cultural del sector, que ha perjudicado a teatros adyacentes.

Sabemos que se dice que el GAM le ha robado público a otras salas. No lo sé realmente, me parece que eso no se ha estudiado. Las salas independientes siempre han tenido su público y nosotros tenemos un público de teatro, pero también de personas que no van al teatro habitualmente. No vemos a los otros teatros como competencia, sino que queremos seguir el ejemplo de ciudades como Buenos Aires, donde la oferta está organizada. Nos reunimos periódicamente con los gestores de los teatros independientes, porque para nosotros es importante nutrirnos de nuevas dramaturgias.

¿Cree que los cambios en la administración del Consejo de la Cultura influyan en la actual administración del GAM?

Esta es una corporación de derecho privado, que tiene un directorio presidido por el ministro del Consejo de la Cultura y las Artes, al igual que otras organizaciones que reciben transferencias del Estado, que tienen un contrato de prestaciones y cuyas administraciones han continuado. El GAM es un proyecto que requiere un tiempo de madurez, de hecho, estamos trabajando en la programación de 2015. Es de todo sentido que no cambie la administración porque no está al servicio del gobierno de turno, sino de las políticas culturales que le fueron encomendadas: que las personas accedan a la cultura. Sería muy malo para la cultura.

El principal temor cuando se creó el GAM era que se convirtiera en un elefante blanco. Eso no ocurrió. ¿Cuándo cree que su trabajo estará terminado?

Definitivamente, el GAM no fue un elefante blanco y eso se debe a un gran trabajo de programación, administración y comunicación. Espero que mi labor se complete, al menos, con la inauguración de la segunda etapa.