Con 8.289 votos obtenidos en la reciente elección municipal (58,28% de los sufragios), el edil PS continuará a la cabeza de la comuna de la XI región, que este año ha sido sacudida por los hechos a los cuales Huala hizo referencia: el femicidio frustrado de Nabila Rifo y el homicidio de la menor Florencia Aguirre.
"Es lamentable que esto ocurra acá, pero tendremos que trabajar nosotros el tema, y ya lo estamos haciendo con los organismos de seguridad pública, con un grupo del Ministerio del Interior y con nuestros colegios municipales, para enfrentar esta temática desde la base. Todavía están las heridas abiertas", dice.
Si bien estos son casos aislados, hasta septiembre los datos de fiscalía daban cuenta de 54 menores víctimas de violencia intrafamiliar (VIF). ¿Cuál es su evaluación?
Creo que tenemos que replicar un programa que estamos llevando adelante en la escuela Pedro Quintana Mansilla, que ha permitido detectar situaciones complejas en los hogares. Hay que visibilizar estos hechos, mirarlos de frente, conversar los temas de manera directa como sociedad. Ya no nos podemos hacer los locos, en términos de qué significan estos episodios de violencia en una ciudad tan pequeña como Coyhaique. Algo pasa y lo vamos a abordar. No podemos tener más Nabilas ni Florencias. Hay que pasar del dolor a la reacción y prevención.
Existe la Oficina de Protección de Derechos de la Municipalidad (OPD) de Coyhaique. ¿Qué se ha realizado hasta hoy?
Se han efectuado acompañamientos legales, entre muchas otras cosas. Los índices de VIF en la región son preocupantes. La OPD también ha realizado estudios en sectores rurales y urbanos, que aún no se han dado a conocer masivamente, de cómo los niños ven a los adultos en nuestra región.
¿Y qué se concluyó?
Niveles de mucha violencia y consumo de alcohol. Hay una fuerte crítica de ellos. Evaluaremos difundir esos datos y coordinar más conversaciones con nuestros niños.
Se especula que hay más de un 500% de patentes de alcoholes de las que deberían existir en una ciudad del tamaño de Coyhaique.
El problema no son las patentes. Las personas pueden llamar desde su casa a un vehículo y le llevan todo lo que quiere. Este es un tema más cultural que relacionado a la cantidad de patentes de alcohol. Uno se tiene que hacer responsable de lo que significan estos índices. Y creo que el cambio está en la actitud de quienes vivimos acá.