Argentina disputara mañana la final de la Copa del Mundo en el Maracaná a Alemania. Pero enfrente también habrá una parte de Turquía, Polonia, Ghana y Túnez. Y es que el actual combinado germano cuenta en su plantel con una constelación multicultural de jugadores, que en determinado momento optaron por defender al país que los adoptó.

La selección germana, campeona del mundo en tres ocasiones, otras tantas subcampeona y también dominadora del fútbol continental europeo con nombres tan propios como Matthäus, Vogts, Müller, Beckenbauer, Breitner, Kahn o Klinsmann, no pudo quedar ajena a la transformación que sufrió el país en las últimas décadas. Por ello, en las alineaciones hoy aparecen apellidos como Klose, Özil, Khedira o Boateng, todos hijos de inmigrantes que llegaron hasta Alemania para buscar nuevas y mejores oportunidades de trabajo.

Los casos más emblemáticos de este combinado multicultural son los de Klose y Lukas Podolski, suplente en la final de mañana. Ambos nacieron en Polonia, pero siendo muy niños, sus padres se instalaron en Alemania en busca de mejores oportunidades. Aunque su patria de origen les solicitó en un momento defender los colores de sus antepasados, ambos prefirieron al país adoptivo.

"El fútbol fue lo más importante para mí en mis primeros años en el colegio, porque me permitió hacer amigos. Y eso fue clave cuando tomé la decisión", reconoció hace algunos años Klose, hoy convertido en el máximo artillero de la historia de los mundiales con 16 goles.

Podolski nació en Polonia, sus padres son polacos, sin embargo, tomó el mismo camino de Klose. Incluso, confiesa que regularmente le gusta visitar las tierras de sus progenitores. Pero a la hora de entrar a una cancha, su corazón es puramente alemán.

A Klose y Podolski poco les importó que los calificaran de traidores. Al primero, hasta le criticaron que no se sabía el himno. Lo mismo sucedió con Özil, a quien en Turquía lo declararon enemigo público. El nuevo compañero de Alexis Sánchez en Arsenal nació en Gelsenkirchen, barrio situado al norte de la Región del Ruhr, en Alemania.

Su padre fue parte de la ola migratoria que llegó desde Turquía a finales de la década de los 70 y principios de los 80. Fueron en total cerca de dos millones y medio de turcos los que se asentaron en la cuenca minera de Ruhr. Claro que a diferencia de otros hijos de inmigrantes que nacieron en Alemania y decidieron defender los colores patrios de sus padres, Özil se inclinó por el país donde nació.

Las críticas en su contra surgieron apenas adoptó la nacionalidad germana. Hamit Altintop, uno de los que prefirió defender a Turquía, pese a nacer en Alemania, lo fustigó públicamente. Lo mismo Guus Hiddink, entonces técnico de la selección otomana, quien incluso denunció falsificación del pasaporte del mediocampista. Pero Özil no varió sus postura.

Pero esta selección alemana no sólo tiene sangre europea. Desde África también llegó ayuda. Jerome Boateng, central titular del combinado de Joachim Löw (aunque también ha jugado como lateral derecho), nació en Alemania y es hijo de Prince Boateng, quien escapó de Ghana tras el golpe de estado que hubo en ese país en 1981. Tras huir,  se refugió en Europa esperando que el fútbol le diera de comer.

Curiosamente, el hermano de Jerome, Prince, desestimó la posibilidad de jugar por los alemanes y se inclinó por la tierra de su padre. De hecho, se han enfrentado en los últimos dos mundiales.

El último inmigrante de esta selección multirracial es Sami Khedira. El volante, la gran figura en la semifinal ante Brasil, nació en Stuttgart, su madre es alemana, pero su padre es tunecino. Claramente, su elección no sólo pasó por razones afectivas, sino que también deportivas. La carrera del mediocampista aún no toca techo ni a nivel de clubes ni del combinado nacional.

Shkodran Mustafi fue el último en sumarse a la Mannschaft. Pese a que había disputado torneos juveniles con los teutones, en febrero hablaba de sumarse a la selección de Albania, tierra de sus padres (aunque son originarios de Macedonia). Löw lo convocó para el partido contra Chile, en marzo, y cambió su decisión.

Esta es la Alemania multicultural. En que los Schweinsteiger, Neuer, Lahm y Kroos, se suman a los Boateng, Özil, Klose y Khedira, para intentar conquistar el mundo. Están a 90 minutos.