Alex James, bajista y fundador de Blur: "Hoy tocamos mejor y somos una banda mucho más grande que en los 90"

Uno de los ejes del conjunto británico habla con <b>La Tercera</b> de su debut en Santiago, el 7 de noviembre. Además, analiza el retorno del grupo, descarta un nuevo álbum y recuerda los días noventeros del britpop. 




Alex James (44), el bajista y uno de los fundadores de Blur, dice que existió un minuto exacto para dar el giro: pasar de las drogas duras a los quesos blandos. Luego de integrar el cuarteto desde 1989, impulsar quizás a la banda más estimulante y creativa del pop inglés de los años 90 y sobrevivir ileso al hervidero de excesos que significó su ascenso a la cima -retratados de manera notable por el documental No distance left to run (2010)-, los músicos dijeron basta.

"Era 2003 y estábamos muy cansados por esa época, porque es muy difícil que cuatro tipos sigan juntos por tanto tiempo. Todos queríamos hacer cosas nuevas. Yo me casé, tuve hijos, me mudé al campo y levanté en mi casa mi propia fábrica para hacer quesos. En eso me concentré", cuenta el artista a La Tercera desde Inglaterra.

Pero luego de casi un lustro consagrado a las vacas, la campiña y la vida paternal, y mientras sus otros camaradas -el cantante Damon Albarn, el guitarrista Graham Coxon y el baterista Dave Rowntree- desplegaban los más diversos proyectos, la banda tuvo un reencuentro personal que culminó en un retorno de 2009 que, hasta hoy, no tiene fecha de vencimiento.

La misma resurrección que los traerá por primera vez a Chile -en un concierto que abrirá el estadounidense Beck-, el próximo 7 de noviembre en la Pista Atlética del Estadio Nacional (entradas vía Puntoticket), y luego que en 1999 su debut fuera cancelado por las posibles represalias que podrían sufrir ante la detención de Augusto Pinochet en Londres. "El año pasado, todo estuvo cerca de parar para siempre, no teníamos planes de continuar. Pero, en agosto, hicimos el show de cierre de los Juegos Olímpicos y fue tan bueno, quizás el mejor que hayamos dado en nuestra carrera, que dijimos: 'la banda debe seguir'", cuenta James en torno al concierto registrado en el álbum Parklive (2012).

Luego sigue: "Eso nos hizo pensar que en 2013 debíamos ir a los lugares donde nunca antes tocamos, como una forma de agradecer a los fans por todo el apoyo y la paciencia. Por eso, yo al menos, estoy muy expectante de ir a un lugar como Chile".

¿Cuál ha sido el principal cambio en la banda?

La relación entre nosotros nunca fue tan buena. Estamos tocando mucho mejor que antes, los shows tienen una calidad muy superior y somos una banda más grande que en esos años, porque también estamos llegando a sitios más amplios o lugares más lejanos. Me siento halagado de que en países como México, Argentina o Chile nuestra música aún siga resonando y sea importante para mucha gente. Nos separamos hace 10 años, pero nuestras canciones siguen vivas. Además, es algo muy extraño que nuestras audiencias de hoy sean tan jóvenes, que casi no hayan nacido cuando empezamos. Por ejemplo, cuando tocamos en Indonesia, nos fueron a ver casi puros adolescentes.

¿Extraña algo de los 90?

Sólo extraño ser joven, porque vaya que es fantástico tener esa edad. Pero también estoy muy feliz ahora.

¿Y cómo recuerda el proceso tras el último álbum, Think tank (2003), marcado por los problemas y las diferencias?

Nuestra separación se dio en términos normales, necesitábamos un respiro para hacer otras cosas. Además, jamás perdimos el contacto, siempre estuvimos interesados en las actividades del otro. Yo veía como Damon y Graham presentaban sus proyectos y siempre me sentía orgulloso de ellos. Esto no lo tomo como una reunión, porque fue un período de tiempo muy breve en que no trabajamos juntos. Además, cuando nos reunimos para hacer el box set recopilatorio que salió el año pasado (Blur 21) escuché los temas de nuestros inicios y recordé la química tremenda que teníamos. No extrañaba nuestras canciones, pero cuando las volví a tocar recordé lo buenas que eran.

En sus discos acercaron su sonido hacia el rock de EE.UU. y la música africana. ¿Era una forma de alejarse de la etiqueta britpop?

El sonido britpop sólo se remite a nuestros primeros álbumes, a una parte de nuestra obra, pero evolucionábamos cada año. Para nosotros había una diferencia muy grande entre ser popular y ser bueno. Lo primero lo logras muy fácil, pero lo segundo es complejo, por eso nos propusimos cambiar en cada disco. Y no estábamos preocupados de las etiquetas de los medios.

¿Siente que su música maduró mejor que la de, por ejemplo, Oasis?

No lo sé. Ahora somos muy amigos y está todo muy bien con ellos. Nos llevamos excelente, porque todos somos hoy gente más feliz.

¿Hay intenciones de grabar un nuevo disco?

No por ahora. En mayo pasado, en Hong Kong, nos metimos a un estudio durante una semana sólo para hacer una larga jam session y fue fantástico, pero nunca lo planteamos como opción para que, a partir de ahí, nacieran nuevas composiciones. Aún ni siquiera llegamos al punto de pensar qué sonidos queremos explorar. Sólo estamos disfrutando cada show como si fuera el último.

¿Qué expectativas tienen con su primer show en Chile?

Estoy muy emocionado, será un recital con lo mejor de lo nuestro. En 2005, yo estuve de vacaciones allá con mi esposa. Primero en Santiago y luego fuimos hacia la Patagonia, donde ella quedó embarazada de gemelos. Así que ustedes deberían sentirse responsables de eso (ríe).

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