Alexei Romanov: La triste vida del niño que reinaría a toda Rusia
El heredero del zar Nicolás, Alexei Romanov, padeció hemofilia y fue asesinado junto a su familia a los 13 años.
La poderosa familia rusa tuvo uno de los momentos de mayor felicidad en 1904 cuando se confirmó que la zarina Alejandra Fiodorovna estaba esperando un varón. Era el heredero que el zar Nicolás II esperaba después de tener cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia, todas con el título de gran duquesa del imperio.
La fiesta fue en grande en la corte de la Rusia zarista. Para el bautizo del zarevich (terminó otorgado al heredero a la corona rusa), se hizo gala de todo el lujo y la ostentación de una de los monarquías más pomposas. El recién nacido lucía sobre una manta bordada en oro y recibió el nombre de Alexei Nikolayevich Romanov, con los títulos de zarevich, gran duque de Rusia y alteza imperial.
Para el nacimiento de Alexei fueron nombrados padrinos honorarios todos los soldados del imperio, pues estaba en desarrollo la guerra ruso-japonesa, que a la postre significaría una dura derrota para el zar en 1905.
Pero la alegría de los zares por el nacimiento del zarevich duró poco, pues el niño padecía una delicada enfermedad: hemofilia. Lo que generó extremos cuidados de la corte al heredero. Un corte o una hemorragia nasal podía costarle la vida a Alexei. Se designó a dos infantes de la marina imperial para que estuvieran a toda hora junto al pequeño, cuidándolo de caídas o cualquier cosa que pudiera generarle alguna herida. También lo ayudaban a caminar, dado que generalmente padecía enfermedades.
La delicada condición de salud del zarevich, sin embargo, fue ocultada por la monarquía al pueblo.
Las constantes enfermedades del heredero, además, fueron la puerta de entrada de Rasputín a la corte rusa. El curandero le aseguró a la zarina de que sanaría al pequeño. Fue así como el monje cimentó su influencia sobre los zares.
Tras vivir una infancia marcada por las enfermedades (una vez estuvo al borde de la muerte) y extremos cuidados (no podría cabalgar o andar en bicicleta), el heredero pareció manejar su enfermedad, pero llegó la crisis de la monarquía.
En un país destrozado por la Primera Guerra Mundial y altos niveles de pobreza, el colapso del sistema político con la monarquía a la cabeza, obligó el zar a dejar su trono. En un principio lo hizo en favor de su hijo, pero la juventud (12 años) y la condición de salud de Alexei, lo hizo dar pie atrás y abdicó sus derechos y los de su hijo, colocado fin a la dinastía Romanov.
La familia imperial fue detenida y después de que varios países desestimaron recibirlos como asilados, fueron trasladados a Siberia. Nicolás II y sus hijos pudieron escapar, pero mostrando la misma pasividad que tuvo cuando dirigió el país, no tomó ninguna medida especial ante la arremetida de los bolcheviques, quienes ofrecían su cabeza para calmar la ira del pueblo.
Al final, Lenin llegó al poder y la suerte de los ex monarcas quedó sellada. Alexei, el niño que supuestamente heredaría el torno del país más vasto del planeta, pasó sus últimos días en cama, inválido, producto de una caída agravada por la hemofilia. Fue ejecutado en las brazos de su padre, cuando tenía 13 años, junto a la zarina y a sus cuatro hermanas.
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