Alexis Norambuena: Un luchador palestino

El jugador relata una carrera de sacrificios: se fue a Polonia, soportó el frío y el idioma. Ahora vive otra prueba, pues se lesionó antes del debut por Palestina en la Copa de Asia.




Es tan común como aceptado. En Polonia rara vez se suspende el fútbol por malas condiciones atmosféricas: llueva, nieve o truene, todos a la cancha.

A ese factor, entre otras cosas, debió habituarse Alexis Norambuena en un ambiente donde no sólo el clima, sino que también la cultura y el idioma aparecían como barreras infranqueables. Pero el defensor persistió y ya suma ocho temporadas en ese país de Europa central. El golpe fue fuerte, además, porque dejó Chile en un caldeado fin de año chillanejo (estaba en Ñublense) para firmar en el Jagiellonia Bialystok, cerca de la frontera con Bielorrusia. Así lo recibieron temperaturas de terror, pues en esa ciudad (Bialystok) se han registrado hasta -34 grados.

"Fue duro, para qué voy a mentir; trataba de comunicarme en el poco inglés que manejo, pero poca gente hablaba inglés acá. Estuve seis meses solo, en un hotel. A veces quería pescar mis maletas y volver, pero las ganas de jugar pudieron más", dice Norambuena, quien por estos días vivía otra aventura, al ser parte de la selección palestina que participa en la Copa de Asia.

Para colmo, y quizás como una prueba para su temperamento, este valdiviano formado en Unión Española, se lesionó en el calentamiento antes del debut contra Japón, campeón continental. Su pena en Australia, donde se desarrolla el torneo, fue grande, pues era la primera vez que el representativo árabe se presentaba en el certamen. Quería rendir un homenaje a sus bisabuelos maternos, apellidados Nazar, con una buena actuación, pero no pudo. Por si eso fuera poco, los nipones vencieron 4-0, resultado esperable dadas la historia y las condiciones complejas que enfrentan los palestinos para prepararse.

"Había tenido tendinitis aquiliana hace algunas semanas, pero se me había pasado. Cuando llegué a la selección palestina no sentía ningún dolor, pero apareció justo el día del debut", explica. Ahora vuelve a Polonia para tratarse y buscar una recuperación definitiva: "Quedo al debe a nivel deportivo con Palestina, pero espero estar bien para las eliminatorias mundialistas, que comienzan en junio".

Sobre su experiencia en Europa, afirma que "ahora puedo hablar polaco y escribir varias cosas, aunque es obvio que cometo errores gramaticales. Es una lengua que no tiene nada que ver con nosotros, pero que aprendí como autodidacta". Admite, eso sí, que "me pusieron profesor, pero a las  dos semanas me aburrí".

Su soledad se acabó cuando llegó su esposa, Fernanda. "Ella se aguanta todo también. Sin ella era imposible; es mi partner, todo para mí". Sus hijos, pequeños aún, ya comenzaron a escolarizarse, pero la posibilidad de volver está siempre abierta. "Me gustaría volver a Unión y sería lindo que me llamaran", afirma el hoy zaguero del GKS Belchatów, donde está inscrito como palestino.

Sobre jugar por Palestina, afirma que "es muy lindo, porque hay una causa detrás. No es cualquier equipo; acá en Newcastle (sureste de Australia) nos recibieron en el aeropuerto con flores, banderas y pancartas. Son miles los palestinos que viven en Australia, tal como en Chile. Todo es por ellos, para darles una alegría entre tanto dolor. Es un compromiso".

Hace poco estuvo a punto de partir a Irán, desde donde recibió una oferta rechazada por los polacos: "Me hubiera ido sin problemas para allá. Si me adapté a Polonia, siento que soy capaz de jugar en cualquier parte".

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