Se terminó la historia. Fin de una teleserie larguísima, que cada día brindaba novedades, versiones, informaciones cruzadas. Alexis Sánchez tenía ayer un par de grandes preocupaciones. Una era el partido ante Paraguay, vital en el camino a Rusia, y la otra era definir su futuro, que estaba reducido a dos posibilidades: quedarse en el Arsenal o partir al Manchester City. En definitiva, pasó lo primero, pero contra la voluntad del jugador.
Pocas veces se ha prestado tanta atención en Chile al denominado Deadline Day, lo que en español significa el último día para fichar jugadores en Inglaterra. Ayer, a las 0 hora local, 19 horas de Chile, se cerró el libro de pases en las principales ligas europeas (salvo la española, que concluye hoy), siendo la situación de Sánchez una de las que generaba mayor atención.
El día entregó una situación cambiante. La actualización de la noticia presentaba novedades. Durante la mañana, el traspaso de Sánchez a los Citizens estaba encaminado. Diversos medios británicos, como The Sun y Daily Mirror aseguraban que se había alcanzado un acuerdo entre ambos clubes para la transferencia por una cifra de 55 millones de libras más cinco en variables. Una operación global de 60 millones de libras (77 millones de dólares), faltando la confirmación oficial.
Además, el propio Sánchez les comentó a sus compañeros de la Selección en el complejo Juan Pinto Durán, antes de comenzar los últimos trabajos de la mañana previa al juego con la Albirroja, que estaba listo el trato con el Manchester City. Ante esta revelación, fue felicitado y aplaudido. No obstante, ese no era el final de la historia.
El Arsenal necesitaba un fichaje para liberar a Alexis. El hombre indicado era el francés Thomar Lemar (21), una de las joyas del Monaco campeón de la liga francesa y semifinalista de la Champions. Los Gunners hicieron una oferta de 92 millones de libras (US$ 119 millones) al elenco del Principado, una cifra altísima, al tono del mercado de fichajes de éste verano europeo.
Medios como Sky Sports y The Guardian señalaban que la llegada de Sánchez al City estaba supeditada netamente con la concreción del arribo de Lemar a Londres, una situación complicada porque el galo estaba en plena competencia por su selección. Fue titular y anotó dos goles en la victoria por 4-0 sobre Holanda, por las eliminatorias. La posición del Arsenal era que se desprendían del chileno siempre y cuando encontraran un sustituto de su calidad, pero el acuerdo por Lemar no llegó a buen puerto. En ese panorama, quedó abortada la opción de salir para Sánchez.
El mismo Arsène Wenger, en una de sus innumerables declaraciones respecto al futuro de su principal jugador, dijo que iban a privilegiar lo deportivo sobre lo económico. A la larga, con esta situación el Arsenal perdió la opción de hacer negocio con Alexis y venderlo a un precio alto. En enero, el ex Cobreloa, enfadado por cómo se manejó el asunto, tiene la posibilidad de negociar como jugador libre.
Pero el enojo también es del City. Los propios medios británicos dieron cuenta de la molestia del cuadro celeste por la fallida operación, pese a que, según esta versión, ejecutivos de ambos clubes (Iván Gazidis y Ferrán Soriano) estaban en contacto. Fin de la historia.
Cuando llegó al Monumental, en tanto, el rostro del nortino estaba lejos de denotar felicidad. Arribó a Macul junto con sus compañeros, cubierto con un gorro negro y audífonos. Seguramente, al tanto de todo. Durante el calentamiento, fue uno de los pocos con pantalón de buzo. Se movió generalmente solo y únicamente se acercó a Isla, su amigo, para realizar el trabajo precompetitivo.
Serio, no prestó atención al público. Evidenció su desgano cuando poco antes del partido recibió un reconocimiento por sus más de 100 duelos por la Roja. Se limitó a saludar fríamente a Arturo Salah le entregó el cuadro conmemorativo.
Luego, ya en el juego, tampoco mostró una actitud muy activa: algunos centros ineficientes, un par de gambetas intrascendentes y poco más que agregar en el primer tiempo.
Después, en el segundo, trató de activarse y lo hizo en parte, cuando logró juntarse con Beausejour por la izquierda. La desventaja en el marcador, sin embargo, pareció quitarle el entusiasmo. Su rendimiento, de esta manera, terminó siendo muy lejano respecto al de otras jornadas.
Fastidiado, se atrevió poco y nada en los manos a mano. Y ni siquiera intentó con algún disparo de distancia, en contraste con Eduardo Vargas, quien al menos lo intentó en un par de ocasiones.
Fue el día negro de Alexis, aquel en que se frustró un nuevo paso en su carrera y en el que, además, se puso en peligro su presencia en el tercer Mundial consecutivo. Este será uno de los días más tristes en la carrera de Alexis Sánchez.