El viernes, Alexis Sánchez confesó que hay días en que, incluso, le cuesta levantarse. No exageró. Porque a la Copa Confederaciones de Rusia, el tocopillano llegó reventado, con las últimas gotas de gasolina en el estanque, lo que no quita que sea número puesto en la final de hoy ante Alemania.
El delantero del Arsenal -al menos hasta el final de la Copa- tuvo privilegios en relación a sus compañeros de la Roja. Fue el último en unirse a la plantilla en Moscú, justamente por el asunto de su desgaste. Se suponía que se iba a trasladar desde España a Rusia, pero sorpresivamente decidió viajar por unos días a Santiago para cumplir con obligaciones comerciales y sentimentales.
Si esto último habrá afectado todavía más a Sánchez, Pizzi hoy ya prefiere ni pensarlo. Lo que sí, el entrenador tomó recaudos con el Niño Maravilla durante todo el campeonato. Cargas físicas diferenciadas, alimentación y hasta las horas de descanso de Alexis han sido controlados por el cuerpo técnico y médico de Chile.
Por lo mismo, el DT prefirió no arriesgarlo entre los titulares para el debut con Camerún, producto de un esguince menor en el tobillo derecho. Aunque frente a la emergencia de un gol que no llegaba, el argentino finalmente decidió llamar al número 7 para que le arreglara el problema. Y Sánchez lo hizo. De sus pies nacieron las jugadas de los dos tantos de la Selección.
En la fecha siguiente, ante Alemania, el nortino se convirtió en el máximo anotador histórico de la Roja al marcar la única conquista frente a los germanos. Han sido momentos, pasajes durante la Copa, que de todas formas ha sido muy baja en relación a lo que se espera de la primera carta ofensiva de Chile. Sin noticias aún del verdadero Alexis.
Al interior del combinado nacional asocian esta irregularidad a sus problemas físicos. No tanto a la lesión en el tobillo, pero sí a la poca energía que le queda por una temporada muy exigente. El mismo Alexis comentó el asunto el viernes, en el hotel de la concentración del bicampeón de América: "A veces me gustaría quedarme en la cama, dormir, pero sé que no puedo y digo que tengo que levantarme".
La definición frente a los teutones será el último partido de la temporada para el tocopillano, quien sumando sus partidos por el Arsenal y la Selección terminará esta campaña con un registro 5.310 minutos en el cuerpo. Él mismo ha dicho muchas veces que le gustan jugar todos los partidos, el tema es que eso en este torneo le pasó un poco la cuenta. "Gracias a Dios no me lesioné", apuntó Sánchez.
"Jugar todos los partidos requiere una exigencia física y mental muy grande", destacó el Niño Maravilla de cara a la final de hoy en San Petersburgo. Y tiene razón. Será su último partido, su despedida de la temporada. El ahora o nunca para dar la vuelta olímpica en Rusia.