Alfredo Castro anuncia que en dos meses más cerrará el Teatro La Memoria
Al fin de su centro de investigación se suma ahora el de su sala en Bellavista.
Las reglas de cortesía virtual indican que cuando uno escribe en mayúsculas, grita. RECURSOS PERMANENTES pedía el comunicado con que Alfredo Castro anunció el 20 de abril que a fin de año cerraría su centro de investigación que da seminarios de dramaturgia, dirección, actuación y escritura. Y aunque así no se veía bien el panorama para el Teatro La Memoria, la situación no parecía tan crítica como la del Teatro del Puente que dos días antes había informado su cierre total en agosto.
Hoy la perspectiva se ha invertido. El Teatro del Puente debería cerrar la próxima semana un acuerdo con la Municipalidad de Santiago y el Consejo de la Cultura para seguir abierto, mientras Alfredo Castro anuncia el fin de su teatro si se mantiene su situación actual: "Voy a cerrar en dos meses más, si no surge una compañía que se interese y lo pueda arrendar y pagar la luz y los sueldos. Yo ya tuve que despedir a mi jefe técnico y a mi productora. La gente tiene la sensación que esto es broma, pero es serio".
El reclamo que suena hace más de un mes apunta a que la falta de inversión de la empresa privada y la política de fondos concursables no le ha dado proyección al teatro independiente y lo ha mantenido en crisis. Castro y la administración del Teatro del Puente pedían otro modelo para las salas que no están bajo el amparo de universidades ni centros culturales. Y a Castro se sumaron más directores, como Héctor Noguera, del Teatro Camino, y Nissim Sharim, del Ictus.
Solicitaban subvención permanente por cinco años para los gastos fijos de salas con directores de trayectoria y prestigio, lo que Castro calcula en cerca de 84 millones anuales por teatro. El director de La Memoria presentó su propuesta en el Consejo de la Cultura y, junto a Héctor Noguera, en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Y extendió la petición. Pidió que también se considerara a compañías con años de experiencia, como Teatro Cinema y La Patriótico Interesante, y que se entregaran los teatros de regiones a compañías locales que no tienen lugar. Ofrecieron desarrollar proyectos y explicaron que el arte "sirve para nada y para todo, para construir un imaginario común, el alma de un país. Y para cosas súper concretas como público ocupando su ocio en forma creativa y menos jóvenes en situación de riesgo", dice Castro.
El director cuenta que en la comisión de la Cámara de Diputados se acordó enviar un informe al Consejo de la Cultura para solicitar una subvención exploratoria que permita ver cómo funcionaría. Pero que "el gobierno insiste en la utilización de los recursos de privados. Pero ese concepto es completamente falso, porque el propio ejemplo del ministro lo acredita: Lastarria 90 recibía apoyo de Minera Escondida durante años y realizaba una gestión notable, y cuando pierde el respaldo quienes están a cargo en vez de ir a otro privado, lo arriendan. A la empresa no le interesa, tiene que ser educada al respecto".
¿Qué podría evitar el cierre?
Súper concreto. Es una gestión que hay que hacer ahora, como la que hizo el ministro de Salud en Quellón. Una gestión rápida, eficiente y conmovedora. Pero nosotros no tenemos sindicato, no tenemos unión, estamos completamente desamparados, nadie se junta con nadie, por lo tanto pueden ignorarnos absolutamente. Y nadie va a saber que estoy cerrando. ¿A quién le importa, si no le importa a las autoridades?
Al mundo del teatro
No. Lamentablemente lo más triste es que si estamos en esta situación es por culpa en gran medida de nuestros colegas que han sido jurados en Fondart y que no nos han evaluado bien. Nuestros propios compañeros nos han hundido, considerando que yo no tengo excelencia, que el Tito tampoco y que el Ictus no merece fondos. Son responsabilidades compartidas frente a lo que yo enmudezco.
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