Lo esperaban hace años. Desde los 80, la obra de Alfredo Jaar representa un referente obligado del conceptualismo latinoamericano y del vínculo entre arte y política. En Buenos Aires se le estudia en las universidades y varios curadores han solicitado obras suyas para muestras colectivas. Sin embargo, el artista chileno no había pisado suelo argentino en los últimos 30 años y nunca había tenido una exposición individual en el país. El fin de semana pasado, Jaar inauguró en el Parque de la Memoria su exposición Estudios sobre la felicidad y su obra Punto ciego, creada especialmente para el lugar.
La enorme planta libre de la sala PAyS (Presentes, Ahora y Siempre) fue transformada por el artista y arquitecto para albergar una selección de su obra más temprana, otra novedad, ya que se trata de piezas inéditas en A. Latina, algunas de ellas exhibidas en los últimos años en Alemania y Suiza. Son trabajos producidos entre 1973 y 1981, más algunos de sus primeros años en Nueva York. Todo gira en torno al Golpe de Estado de 1973 y la dictadura militar. "Entonces yo estaba obsesionado y no pensaba en otra cosa, hacía estos ejercicios con distintos medios y no sabía que estaba haciendo arte", dice.
La obra que da título a la muestra, Estudios sobre la felicidad, es una de las más conocidas de esta etapa y fue, precisamente, una investigación en base a encuestas y entrevistas, sobre el porcentaje de gente feliz. Jaar se instalaba en la calle a consultar a los transeúntes, y filmaba a sus conocidos hablando sobre felicidad e infelicidad, arrojando una mirada introspectiva frente al momento que se vivía. También se puede ver el video Un logo para América (1987) otra de sus obras emblemáticas, producto de una invitación a artistas a intervenir las pantallas de Time Square de Nueva York, y donde Jaar realizó una animación sobre el mapa de EE.UU. y de todo el continente, aludiendo a la apropiación excluyente de la palabra "América".
El resto son casi exclusivamente obras desconocidas o de escasa circulación, cuya visibilidad se debe en gran medida al trabajo de la curadora suiza Nicole Schweizer, quien le insistió a Jaar en mostrarlas, y al apoyo de la teórica chilena Adriana Valdés, quien "lo descubrió" como artista en los primeros años 80. La muestra incluye un proyecto dedicado al ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, por su responsabilidad en el golpe militar chileno.
Las imágenes de prensa estaban desde ya muy presentes en su trabajo; las tomaba como inspiración, las archivaba, recortaba y ampliaba, ejerciendo un gesto de deconstrucción de los relatos y los rostros contextuales. Una de esas es la fotografía del frontis de La Moneda, realizada por Luis Poirot días después del bombardeo. Jaar invitó a artistas de Nueva York a interpretar en dibujos esa imagen histórica y el año pasado, al cumplirse 40 años del Golpe, instaló una cámara fija frente a La Moneda a la hora exacta del ataque,, pero ahora en estado de calma: "La Moneda incendiada es una de las imágenes que ha dado la vuelta al mundo, y es una imagen que me trato de sacar de la memoria", argumenta Jaar.