Confianza. Ese es, sin lugar a dudas, el leit motiv escogido por Alfredo Moreno Charme para su mandato de dos años en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), el máximo escalafón en la representación empresarial del país.

Sentado en la cabecera del largo comedor de la antigua casona de la calle Monseñor Sótero Sanz, a su alrededor cuelgan 20 cuadros con los rostros de quienes lo antecedieron en el cargo, -entre ellos un ex Presidente de Chile, Jorge Alessandri Rodríguez-, aunque aún falta el de su predecesor, Alberto Salas. Desde ahí el ex canciller y empresario habla como nuevo dueño de casa. Ni se le nota que lleva pocas horas asumido. Le preocupan el bajo crecimiento de la economía y las reformas. Pero, sobre todo, insiste en que su mayor desafío será conseguir que el empresariado sea la primera institución que recupere la confianza de la ciudadanía.

Ingeniero civil de la Universidad Católica y MBA en Chicago, Alfredo Moreno (60 años, casado, cuatro hijos) tiene una extensa trayectoria empresarial, donde destaca su largo paso por el directorio de Banco de Chile y el grupo Falabella. También ha creado sus propias empresas: Editorial Santiago, que aún mantiene, y Telemercados Europa y Chuck E Cheese's, que vendió. En marzo de 2010 asumió en el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno del ex Presidente Sebastián Piñera. Al hacerlo, encargó a IM Trust un patrimonio líquido de $ 30.400 millones (unos US$ 46 millones al dólar de hoy).

A la CPC, dice, le está dedicando el 50% de su tiempo. El resto lo distribuye en los directorios que aún mantiene: Libertad y Desarrollo, Universidad del Desarrollo, Derco, Banmédica y Penta Vida, entre otros.

En general, los presidentes de la CPC nunca dicen por qué candidato votan en las elecciones presidenciales. En su caso, me imagino que no hay ni que preguntarle.

No me pregunte entonces.

¿Es Piñera su candidato?

Pero si me dijo que no me iba a preguntar.

Se lo pregunto. ¿Es Piñera su candidato?

Yo hoy día tengo un trabajo, ser presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio. Mi voto, mi participación política, es una cosa absolutamente individual que nada tiene que ver con esto.

¿Habló con el ex Presidente Piñera antes de asumir este desafío?

Le conté que lo iba a tomar, sí.

¿Y qué opinó él?

Que le parecía muy bien, no tuvo una opinión en particular.

¿No ve un conflicto en que él pueda volver a ser Presidente y que usted sea el presidente de los empresarios?

Ninguno.

¿Cómo va a garantizar su autonomía e independencia?

No veo por qué no pueda ser autónomo e independiente.

¿Porque fue su jefe?

¿Usted en cuántos diarios ha trabajado?

Yo le estoy haciendo la pregunta.

Yo le estoy contestando. Usted ha trabajado en varios diarios y me imagino que no trabaja para los jefes que tuvo en el pasado. Yo he trabajado en muchas partes, estoy agradecido que el Presidente me haya invitado a ser canciller, fue una tarea muy bonita, muy intensa. Pero hoy día él está haciendo su trabajo y yo hago el mío, y somos completamente independientes.

Uno podría suponer que usted tendría menos incentivos a levantar la voz en un eventual gobierno de Piñera.

Mi responsabilidad es ésta y la voy a cumplir, y de verdad no veo ninguna diferencia en quién sea el Presidente de la República; lo que hace la diferencia son las políticas, los problemas que existan, y créame que siento un enorme orgullo y responsabilidad por este cargo y lo voy a hacer con el Presidente Piñera si es el elegido, o con quien sea, de la mejor forma que pueda hacerlo, y pienso que quienes me han elegido no tienen la más mínima duda de que así es.

Una de las dudas que se conversaron en el mundo empresarial, antes de su elección, era qué pasaría si Sebastián Piñera lo llama para ser ministro de nuevo. ¿Qué hará si eso ocurre?

Le reitero. Yo estoy haciendo este trabajo y no me voy a poner a elucubrar de lo que va a pasar o no va a pasar. Lo concreto es que yo decidí ocupar una parte muy importante de mi tiempo en esto, poner toda mi dedicación y el talento que pueda poseer para sacar adelante una tarea que yo encuentro muy maravillosa y muy útil para este país.

¿Usted puede garantizar que no va a renunciar a la CPC para irse al gobierno?

No corresponde que yo garantice ni que no garantice. Simplemente, yo tengo un compromiso aquí por dos años, que es el que hoy día estoy dedicado a cumplir. Llevo un día.

Trabajó entre el 2010 y el 2014 con Sebastián Piñera, ¿qué tan diferente lo ve respecto de esos años?

Lo único que le puedo decir, que es una cosa personal, es que lo veo más tranquilo, más reposado, pero lo veo bastante poco, así que eso es lo que le puedo decir.

La elección presidencial aún está abierta, pero quienes más se perfilan son Piñera y Alejandro Guillier. ¿Usted cree que será más beneficioso para la economía un gobierno de Piñera?

Esto va a depender de las ideas y de lo que se proponga. Nosotros vamos a trabajar con todos los candidatos. Espero poder juntarme con ellos y transmitirles cuáles son las ideas, espero que sean bien recibidas. Eso es lo que puedo decir.

Pero Guillier se ve como un candidato más del continuismo. ¿Le preocupa al mundo empresarial un posible triunfo del senador?

Más que hablar del candidato, si las ideas se contraponen a la libre iniciativa, si son perjudiciales para la economía y para el país, naturalmente que lo vamos a hacer presente y eso es lo que corresponde.

¿Cómo ve el escenario político, qué le preocupa de las elecciones que vienen?

En la política no me voy a meter. Sí le puedo decir lo que me preocupa: que hemos tenido varios años de crecimiento pequeño, y este año parece que será igual. Las tasas de inversión están bajísimas, el empleo está empezando a tener algunas dificultades, la calidad del empleo se ha deteriorado sustantivamente. Y durante el año pareciera que esto va a seguir una línea similar. Lo que me preocupa es que durante la campaña presidencial este sea un tema importante, que volvamos a poner el crecimiento, el emprendimiento, la inversión, como una cosa positiva, relevante.

A propósito de crecimiento, en la polémica Vergara-Valdés sobre las causas de la desaceleración, ¿quién tiene la razón?

La discusión respecto de si son más importantes los factores externos o internos es una típica discusión de economistas. Yo pertenezco más al mundo de las empresas, yo prefiero dedicar mi tiempo a las cosas que podemos cambiar. Yo no puedo cambiar las condiciones internacionales, no puedo subir el precio del cobre. La pregunta es: '¿Qué podemos hacer para que el país vuelva a progresar?'.

¿Y qué cambiaría de lo que ha hecho el gobierno?

El éxito de Chile fue darles posibilidades a las personas para emprender, para hacer nuevas empresas, nuevas industrias, para poder crear nuevos productos. Cada vez que eso se limita, lo que resulta es un menor crecimiento del país. Hay que facilitar que se puedan crear empresas, que se puedan desarrollar nuevos emprendimientos.

¿Quiere decir que este gobierno ha ido en el camino contrario?

Yo pienso que se creyó que el crecimiento y el progreso estaban por descontado, que había una cierta inercia, y está demostrado que no es así. Si uno mira varias décadas hacia atrás, cada vez que hemos tenido malas políticas, malas regulaciones, el país ha tenido un impacto muy negativo, y cada vez que se han aplicado buenas normas, el país ha respondido inmediatamente. Soy optimista que con buenas regulaciones y buenas normas el país puede tener nuevamente un crecimiento expectante.

Hay una coincidencia evidente entre lo que usted cree que se debe hacer y lo que está proponiendo Sebastián Piñera, quien ha dicho que hay que corregir las reformas.

Bueno, si lo hubiera me alegraría, pero le vuelvo a insistir que nuestro interés es con todos los candidatos y naturalmente con quien sea el próximo Presidente de Chile. Además, a la Presidenta Bachelet le queda un año, hay que trabajar con la mayor lealtad.

¿Qué es lo que se puede hacer este último año?

Ojalá no perderlo.

Siempre se dice que este último año es cojo.

Efectivamente, los gobiernos en el último año tienen mayores dificultades. Además, las condiciones externas están difíciles. Pero todos los días estamos viendo legislaciones, proyectos, hay posibilidades de hacer una cosa u otra. Hay que trabajar, particularmente con el ministro Valdés, para que las cosas se hagan lo mejor posible.

¿Pero usted cree que el repunte del crecimiento puede venir ahora, o solamente con el cambio de gobierno?

El crecimiento de este año es difícil que tenga un cambio sustantivo. Pero hoy estamos preparando las condiciones de lo que sucederá después. Por lo tanto, lo que pase hoy con la inversión, con determinados proyectos grandes que demoran mucho en ser aprobados, en fin, todas esas cosas ojalá podamos acelerarlas, porque eso determina lo que va a pasar a posteriori.

¿Usted cree que este año está perdido?

No es que esté perdido, al contrario. En materia de crecimiento efectivo del año, muchas cosas están jugadas. Pero hoy día estamos jugando cuáles son las reglas hacia adelante, estamos viendo regulaciones que son las que van a reglamentar las leyes que ya pasaron. Hay nuevas leyes que están en el Congreso.

¿Ve al ministro Valdés empoderado o debilitado?

Yo pienso que él tiene una tarea muy importante y muy difícil, y lo veo intentando hacerlo lo mejor posible. Pero no toda su coalición piensa como él.

¿Lo ve solo?

Por lo menos, claramente hay una parte importante de su coalición que no piensa de la misma manera. Creo que ha hecho un aporte importante.

¿Siente que el modelo económico está en riesgo?

Yo creo que las personas valoran el progreso que ha tenido el país en los últimos 30 años. Como siempre, la gente tiene problemas. Quisiera mejores pensiones, mejores trabajos, que subieran las remuneraciones. Eso es natural y siempre va a suceder.

¿La pérdida de legitimidad de los empresarios no podría contagiar la legitimidad del modelo económico?

Sigue siendo percibida como una cosa perfectamente legítima, pero no nos podemos descuidar. La suma de una baja confianza con un bajo crecimiento, en el que vamos por cuarto año, naturalmente hace que las expectativas y las posibilidades de las personas se vayan reduciendo, no es una combinación positiva.