¿Puedes escribirla para mí?, le preguntó la cuarta hija de los Liddell al colega de su padre en Oxford, el joven matemático inglés Charles Dodgson, un verano de 1862. La pequeña, que se llamaba Alice y tenía entonces diez años, quería tener en papel una fantástica historia que el científico (que era clérigo anglicano y un aficionado fotógrafo) le acababa de contar en un paseo en bote por el Támesis junto a dos de sus hermanas y otro amigo de la familia. Dodgson dijo que lo haría, pero demoró un par de años en tener un manuscrito con la historia de una niña llamada Alicia que vivía aventuras absurdas luego de seguir a un conejo parlante hasta su madriguera y caer en un mundo subterráneo de fantasía.
El joven Dodgson pronto vio el valor de su manuscrito, que llamó Las aventuras de Alicia bajo tierra, y quiso publicarlo. La editorial Macmillan se interesó, le cambiaron el nombre a Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas y le sumaron ilustraciones de John Tenniel basadas en las ideas y dibujos del autor, que publicó con el mismo seudónimo con el que había firmado varios poemas previos: Lewis Carroll. La primera edición estaba lista para mayo de 1865 y desde entonces no ha dejado de imprimirse y leerse de variadas formas.
Un siglo y medio después de relatos apócrifos, reinterpretaciones y homenajes que han hecho que la historia se diluya empapando la cultura popular, la misma editorial celebra la ocasión con reediciones del libro original, de la segunda parte publicada en 1871 (A través del espejo y lo que Alicia encontró allí) y de versiones para niños.
El gobierno británico también recuerda el aniversario lanzando, a través del Royal Mail, 10 estampillas que reproducen el extraño viaje de la niña. Las ilustraciones, aprobadas por la Reina en persona, fueron hechas por Grahame Baker-Smith, el artista tras la carátula del disco de Robert Plant, Mighty rearranger. El 150 Alice Project también quiere re imaginar visualmente la historia juntando a 150 ilustradores en un libro cuyas ganancias serán donadas para la educación artística de niños en China y Mongolia.
Además, el Ransom Center de la Universidad de Texas abrió esta semana una muestra con más de 200 ítems relativos a la obra de Carroll, entre los que se cuentan fotografías tomadas por él, manuscritos, dibujos de la primera edición, la correspondencia que el autor mantenía con infantes y los juegos que les enviaba por correo.
Alicia, fragmentada
La cantidad de interpretaciones y licencias artísticas a partir de la obra de Carroll es abrumadora. Temprano se hicieron sátiras políticas, libros, trabajos filosóficos (Deleuze escribió sobre Alicia en Logique du sens), obras de teatro, musicales y novelas gráficas. Sólo en las últimas décadas su influencia recorre, por ejemplo, la televisión (Once upon a time in Wonderland, Lost), la música (The mad hatter de Chick Corea, Eat me, drink me de Marilyn Manson, Alice de Tom Waits, White rabbit de Jefferson Airplane) y el cine (Jabberwocky de Terry Gilliam, Matrix de los Wachowski).
La película que Disney estrenó en 1951 es probablemente la vía más popular por la que generaciones han absorbido el viaje de Alicia, sin embargo ésta también es una adaptación que mezcla los dos libros de Carroll. Aunque la cinta fue un fracaso de taquilla en su tiempo, la masividad llegaría posteriormente con su exhibición en la pantalla chica.
Uno de los últimos trabajos al respecto de la compañía del ratón Mickey fue la versión de Tim Burton de 2010, que ganó dos Oscar y mostró a una Alicia mayor de edad (Mia Wasikowska) retornando a Underland para acabar con la tiranía de la Reina de Corazones (Helena Bonham Carter). Su secuela, Alice in Wonderland: through the looking glass, se encuentra en posproducción y se estrenará en Estados Unidos el 27 de mayo. Esta segunda parte, que sigue con Wasikowska y Johnny Depp en el elenco, tiene a James Bobin (Los Muppets) en el lugar de Burton y sumó a Sacha Baron Cohen (Borat) como el villano Tiempo.
El 2 julio se estrenará en Manchester Wonder.land, el musical en que participó Damon Albarn (Blur) y que actualiza la obra contando las aventuras de Aly, una niña de 12 años que encuentra en la internet -y bajo el nickname Alice- un escape a su angustiante vida.
En Chile, Cinemark exhibirá el musical Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, con el Royal Ballet y dirigido por Christopher Wheeldon. Se dará los días 28 de febrero y 1 y 3 de marzo en el Alto Las Condes, Portal Ñuñoa, Concepción, La Serena y Viña.
La niña y el tiempo
La historia de Alicia fue contada originalmente por Carroll en Llandudno, un balneario del norte de Gales. El lugar queda a tres horas en tren desde Londres y tiene cada vez menos rastro de Alice Liddell y su familia. La casa en que la niña se quedó esas vacaciones de 1862 (y que después pasó a ser un hotel) fue demolida en noviembre de 2008 por una constructora que planeaba hacer departamentos de lujo.
Aún quedan, eso sí, los hoteles St. George, donde Carroll escribió algo de su reconocida obra, y St. Tudno, donde los Liddell se quedaron antes de tener su casa en la costa oeste. Ambos locales sirven como puntos de paso de un sendero turístico generado por una aplicación para smartphones. Es una de las pocas atracciones que tiene el lugar, desde que el centro Alice in Wonderland cerró en septiembre de 2008 por la jubilación de su dueña.
También se conserva en la localidad una estatua de mármol del conejo. La obra, que mide casi dos metros, data de 1933 (fue hecha para el centenario de Carroll) y está sin orejas, a pesar de las protecciones con que la han envuelto para protegerla de vandalismos.