Las relaciones entre las almas del purgatorio y los vivos tienen, como casi todo en la sorprendente y enigmática Roma, un inquietante museo en la iglesia del Sacro Cuore del Suffragio, conocida como el "Pequeño Duomo" a orillas del río Tíber, a lo largo del Lungotevere Prati.

El purgatorio del Sacro Cuore no se refiere al de Dante sino al estado de purificación dolorosa de las almas de los muertos que no hayan cometido pecados mortales -sólo leves- y que desde el más allá han entrado en contacto con los vivos y dejaron su impronta en telas, en libros o en tablillas para pedir oraciones o indulgencias y poder así abandonar ese estado cuanto antes.

HISTORIA
La historia de la esotérica colección se remonta al siglo XIX cuando una de las familias que vivían cerca del río, levantó un pequeño altar en el huerto "en respeto a los numerosos restos humanos que se encontraban en las tierras de esa parte de la ribera", explicó el párroco de la iglesia, Andrea P.

El altar estaba rematado por un cuadro de "La Madonna del Rosario" y, se supone que, a causa de las llamas de los cirios que lo iluminaban, se desató un incendio en el que ardió el lienzo y el muro donde estaba apoyado.

Y sobre ese muro quemado apareció un rostro de hombre doliente por lo que la familia llamó rápidamente a un sacerdote, el padre Vittore Joüet, misionero francés del Sagrado Corazón que decidió construir sobre el lugar una iglesia de estilo neoclásico en 1893.

El sorprendente hallazgo de la cara del hombre que fue considerada un alma del purgatorio de los allí enterrados, incitó al padre Joüet a buscar más testimonios de señales que enviaban las ánimas del más allá a los vivos, generalmente, amigos y familiares del finado para ayudarles a salir del purgatorio y entrar en el reino de los cielos.

Los muertos, agradecidos por la liberación, dejaban una huella, generalmente de su mano plasmada con una quemadura en camisolas, gorros o libros y no volvían a aparecer, según relata sin pestañear el párroco.

VITRINAS
Una vitrina guarda las preciosas reliquias, todas ellas "con el imprimatur o la garantía del Papa de la época porque la Iglesia considera estos objetos como una ayuda para el camino de la fe y por tanto, testimonios humanos lejanos a los testimonios de los Libros Sagrados", dijo Andrea P.

Sobrecogedoras telas, tablillas, fotografías y libros demuestran por ejemplo, la aparición en 1875 de Luisa Senechal a su marido Luigi Senechal en la casa de ambos en Ducey (Francia), para pedirle oraciones y dejándole como señal la huella de los cinco dedos sobre su gorro de noche.

Otra muestra consiste en la impronta dejada sobre un libro de una tal Margarita Demmerlé, por su suegra que se le apareció 30 años después de muerta vestida con el traje típico del país, bajando por la escalera del granero diciéndole: "Soy tu suegra, muerta de parto hace 30 años...ve en peregrinación al santuario Mariental y allí haz celebrar dos Santas Misas para mí".

Una vez cumplida la petición, la suegra posó la mano sobre el libro "La Imitación de Cristo" donde se aprecia la impresión quemada.

La manga de una camisa de un hombre de vida disipada se expone también en la iglesia romana. En este caso era la madre de Giusseppe Leleux la que le recordaba desde el Purgatorio la obligación de las Santas Misas y le reprendía por su vida de crápula, rogándole que cambiase de hábitos y que se dedicara a la Iglesia.

Plasmó su mano sobre su camisa y Giusseppe se regeneró y fundó una Congregación. Murió en Olor de santidad el 19 de Abril de 1825.

VARIOS IDIOMAS

Todas las apariciones, fantasmagorías y relatos de ultratumba son explicados con detalle en varios idiomas en folletos con la narración pertinente de cada objeto expuesto, junto a una montón de estampas del Santo Rosario para las Santas Almas del Purgatorio.

El museo es frecuentado por gentes de Latinoamérica, Australia y Nueva Zelandia, según Andre P., porque allí emigraron romanos que contaron a sus descendientes la existencia del museo y sobre todo, la de la Congregación de Rezos para el Sufragio de las Almas del Purgatorio muy concurrida en la Iglesia de Sacro Cuore hasta hace pocos años.

El párroco no demuestra extrañeza alguna ante tamaña exposición porque si en Roma está expuesto el prepucio del Niño Jesús "¿qué de especial tiene la existencia del museo de las almas del purgatorio?".