Alrededores de Calama: Camino del Inca en Chile

<img style="padding: 0px; margin: 0px;" alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" width="81" height="13">   Muy cerca de San Pedro de Atacama, un tramo de esta legendaria ruta recorre paisajes irrepetibles y pasa junto a pueblos milenarios. Después de casi 500 años, el emblemático Camino del Inca, que en Chile era sólo una ruta secundaria, vuelve a la vida, gracias a un proyecto que va al rescate del interesante sendero.




El Camino del Inca pasaba por lo que hoy son seis países: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, cubriendo 8.500 km por las alturas de los Andes, entre los 1.000 y los 4.500 metros.

Chile cuenta con una serie de tramos, muchos de ellos muy poco conocidos, que formaron parte del Cápac Ñan, un sendero secundario dentro del sistema administrativo y de transporte que cubría 4.000 km del imperio. Hoy se está trabajando en uno de los cuatro tramos más olvidados de esta senda que corre desde Arica hasta el río Maule. Se trata de la zona ubicada al noroeste de Calama y que fue usada por los incas como ruta de tránsito hacia Bolivia -enmarcada por la cuenca de los ríos Loa y Salado- y donde es posible encontrar hermosos pueblos, antiguas iglesias y paisajes sobrecogedores, una zona mucho menos explotada que tramos más conocidos de este patrimonio sudamericano.

TURISMO CONCIENTE
El Consejo de Monumentos Nacionales lleva cuatro años realizando estudios medioambientales y arqueológicos, con el fin de rescatar la riqueza patrimonial tanto inca como atacameña.

Se han invertido mil millones de pesos y se pretende desarrollar el llamado Turismo Conciente, un proyecto junto a las propias comunidades atacameñas para que sean ellas las que manejen esta ruta turística, que será una alternativa a la popular zona que rodea a San Pedro de Atacama, ubicado en el valle continuo.

¿Pero qué diferencia a esta zona? Que antes de la influencia inca ya guardaba una gran riqueza patrimonial, con pueblos y fortalezas atacameñas, a lo que se le agregaron luego las iglesias más antiguas de Chile y fiestas religiosas que se quedaron a teñir de colores el desierto, tras el paso de Pedro de Valdivia y Diego de Almagro, quienes usaron este tramo al dirigirse hacia el sur.

CHIU CHIU PARA TODOS
El Camino del Inca puede recorrerse de dos formas: en auto o mochileando. En ambas opciones, el recorrido puede hacerse en un día completo alojando en Calama. Si decide realizarlo de manera más pausada, hay que tener en cuenta que la única opción de hospedaje es Chiu Chiu, con alojamientos familiares y sencillos (Turismo Rural Tocknar-Turi Chiu Chiu f. 08-385 5678). También es el último lugar donde podrá abastecerse.

Son 31 kilómetros por la asfaltada Ruta 21, los que separan a Calama de este pueblo, enclavado en un fértil oasis donde confluyen los ríos Loa y Salado. Por su ubicación estratégica, fue importante punto de tráfico comercial para los primeros indígenas que habitaron el lugar. De esto se dieron cuenta  los incas en el siglo XV,  que decidieron continuar con esta ruta comercial, instalando en Chiu Chiu un tambo o punto de descanso para los mensajeros (chasquis) que recorrían la ruta.

Por entonces en la zona existía un pukará, mezcla de aldea y fortaleza, ubicado a dos kilómetros del actual pueblo. El lugar también fue de importancia para los conquistadores al unir Potosí y Salta con el Pacífico. El auge comercial de Chiu Chiu derivó en la construcción de calles empedradas, plazas, casonas con corredores y la iglesia más antigua de Chile, levantada en 1611. De muros de adobe y madera de cactus en su interior, hoy es Monumento Nacional y puede visitarse de martes a domingo de 9 a 14 y de 16 a 19 horas.

A 9 kilómetros, sobre un acantilado se ubica el pukará de Lasana, fortificación del año 1100. Es uno de los legados atacameños mejor conservados, piedra, con callejuelas y 110 edificaciones, cuyo despoblamiento coincide con la llegada española. Hay habilitado un museo. Visite también la laguna Inca Coya, a cinco kilómetros del pueblo, antiguo sitio ceremonial incaico.

RIO MISTICO
Subiendo junto al río Salado, tres localidades destacan en el sinuoso camino hacia la precordillera. El primero es Caspana, a 3.200 m de altitud y al cual se llega tomando el desvío que está a 47 km de Chiu Chiu. De 400 habitantes, se inserta en un pequeño valle junto a un río, y se destaca por sus hermosas casas de piedra  labradas en canteras y techos de paja y barro. Un estilo que se mantiene en su iglesia de 1641 y en el puente peatonal construido por la comunidad, mediante el cual se accede al museo etnográfico que posee una muestra de los antiguos habitantes del lugar. Visitas de martes a domingo, de 10 a 13 y de 15 a 17:30, $ 500.

Al lado del museo se ofrecen productos artesanales, elaborados con lana de alpaca y madera de cactus, además de comidas típicas, como cazuela de quinoa y asado de llamo.

Tras 15 kilómetros por el profundo cañón aparece, arriba de una quebrada, Ayquina, cuya arquitectura atacameña continúa la línea de piedra y paja de Caspana. La influencia incaica se deja ver en su sistema de cultivo en terrazas, pero es la distribución de casas y calles desoladas, que forman un verdadero laberinto, lo que le da un particular estilo, que se acentúa cada noche cuando el generador eléctrico deja de funcionar, dejando al pueblo iluminado sólo por estrellas.

En Ayquina viven 40 personas todo el año. Cifra que cambia a principios de septiembre, cuando el pueblo recibe a 70 mil personas en la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Una celebración que data de 1646, muy similar a la de La Tirana, con peregrinos y grupos que se disfrazan con coloridos vestidos y máscaras, para bailar diabladas durante una semana.

La última parada es Turi. Hoy, un pequeño caserío rodeado de enormes montañas, pero donde se encontraba el pukará atacameño más importante del norte de Chile.

Declarado Monumento Nacional, el sitio era una verdadera ciudadela de 3,5 hectáreas, con calles, plazas, casas, templos de sacrificio y grandes torreones de vigilancia que no  frenaron el ataque inca a fines del siglo XV, que arrasó con numerosas de estas construcciones. Sobre las ruinas se levantó un kallanka, hospedaje para funcionarios incas, además de servir de bodega de alimentos. Hoy, el kallanka también está en ruinas, pero el místico caserío de Turi merece una visita para encontrarse, además de su excepcional queso de cabra y sus baños termales, con los últimos vestigios atacameños e incas antes de atravesar a Bolivia.

En septiembre, los seis países que albergan el Camino del Inca postularán a la Unesco para que lo considere  Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La respuesta se espera tener el 2012.

Cómo llegar

La mejor forma de recorrer esta ruta es partiendo desde Calama. Una vía de asfalto une esta ciudad con Chiu Chiu en poco más de 30 km. Hay tours también desde San Pedro, pero la distancia es mayor.

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