"No tengo idea a qué vengo", ironizó ayer el ex secretario general del Partido Socialista, Carlos Altamirano, al salir del ascensor en el decimocuarto piso de los Tribunales de Familia. Lo acompañaban el ex senador PS Carlos Ominami y su abogado, Eduardo Valenzuela.

Quien fuera uno de los líderes de la Unidad Popular bajo el gobierno de Salvador Allende, se dirigió hasta el despacho personal del juez Mario Carroza para iniciar la primera de una serie de declaraciones, en el marco de la investigación dirigida por el magistrado para indagar en los presuntos delitos en la preparación del Golpe de Estado de 1973.

El interrogatorio fue la única aparición pública de Altamirano en medio de las conmemoraciones sobre los 40 años del quiebre institucional que puso fin al gobierno de Salvador Allende. Así rompía su autoimpuesto bajo perfil que ha mantenido Altamirano en medio de los actos y debates públicos sobre la UP y el Golpe. Un ejemplo de ello fue el acto organizado el pasado lunes por la Nueva Mayoría.

En la ceremonia, realizada en el Museo de la Memoria y que tuvo de oradora a la candidata presidencial de la oposición, Michelle Bachelet, se tenía contemplada la presencia de Altamirano.

Para ello, el ex senador Ricardo Núñez -uno de los pocos dirigentes del PS que mantiene contacto con el ex líder del partido- intentó contactarlo para invitarlo al acto. A pesar de los diversos llamados y recados de su compañero en la renovación del socialismo durante los años de exilio en Europa, no fue posible comunicarse con el otrora jerarca de la UP.

Tras una hora de cita con el juez, donde entregó su versión sobre lo ocurrido aquel 11 de septiembre, Altamirano abordó escuetamente una de las aristas que, por estos días, ha enfrascado al bloque opositor en una pública discusión: el rol de la DC en el supuesto apoyo a la intervención militar de 1973.

"Creo que la Democracia Cristiana intervino más por omisión que por acción", sostuvo Altamirano, confirmando que la participación de la falange fue uno de los temas abordados en el encuentro con el juez.

"Siempre se ha hablado de militares, pero son muy importantes los civiles que actuaron de impulsores del Golpe", agregó, negándose a entrar en detalles ante los requerimientos de la prensa. "No soy yo el llamado a acusar a medio mundo", respondió.

Fuentes que conocieron el tenor del testimonio de Altamirano sostienen que, fundamentalmente, el interrogatorio se centró en los días previos al 11.

Junto con abordar el rol del PS y el PC de la época, Altamirano aseveró el rol de omisión que tuvo la DC en el Golpe. Asimismo, responsabilizó a la Falange de no contribuir a facilitar el diálogo con el gobierno de Salvador Allende.

Además, Carroza le consultó sobre uno de los polémicos capítulos que protagonizó Altamirano en la víspera del bombardeo a La Moneda: la reunión que sostuvo con oficiales de la Armada, quienes acusaban una sublevación contra Allende, situación denunciada por el líder PS en su mítico discurso del 9 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile. Por esta situación, la justicia militar abrió una causa contra el ex senador bajo el delito de "sedición". El expediente podría ser solicitado por el ministro Carroza.